MAGDALENA BACHILLER. «LA CASA DESNUDA»

Magdalena Bachiller

En su primera individual en Sevilla, Magdalena Bachiller, bajo el título “La casa desnuda” la artista nos mostrará a lo largo de 17 piezas realizadas en tinta china sobre papel (grande y pequeño formato) su particular visión del hogar, su estructura y lo que en ella se encierra: sentimientos, situaciones,…

Para la artista una casa, un hogar, representa algo más que un simple espacio habitable. Es el contenedor de nuestra vida y pensamiento. Es la proyección de uno mismo. Son espacios íntimos, donde existe una gran presencia de lo cerrado frente a lo abierto. Son espacios mágicos que nos invitan tanto a la soledad, a la serenidad y al silencio, como a la alegría, al ruido y al encuentro. Son espacios fieles y respetuosos, testigos mudos de todo lo que allí acontece. Es el refugio seguro que todos pensamos creer y tener, sobre todo cuando huimos de la crudeza del mundo actual. Dentro de ella, pensamos que estamos a salvo. Son espacios de reposo y relajación, donde prima tu propio orden y tu propio ritmo frente al caos frenético del exterior.

Fuera de allí, todo pasa de prisa, el mundo corre, no se sabe dónde hay que llegar. La pausa está mal vista. La dinámica del progreso es de vértigo, laberíntica y confusa pero a la vez inquietante. El punto en común entre todos nosotros, una vez finalizado el día y después de tanta lucha e incertidumbre, es el de llegar a casa, refugiarnos en ella y alimentarnos del origen y la herencia que allí habitan. Pero cuando creemos tener cogido el pulso a esa compleja rutina que funciona aparentemente en calma y armonía, todo de repente se rompe, se desmorona. Los cimientos se mueven, sintiendo que habitamos sobre estructuras contundentemente frágiles. El caos entra por las ventanas adueñándose de nuestro territorio. El silencio, el sosiego, el orden, el descanso, el ritmo, la música, el trabajo, la intimidad… todos salen de la mano, pero no queremos abandonar. Queremos ser guardianes, vigilantes, serviolas…Se convierten en espacios inseguros y la confianza se dispersa. El techo que nos cobija y el suelo donde nos apoyamos están en precario. Nuestro orden es alterado y sus enseres bailan de espacio en espacio buscando dónde quedarse.

Ya la vuelta a casa no es de la misma manera. Ahora “dentro/fuera” es lo mismo. La vulnerabilidad convive con nosotros día y noche. Lo abierto, el vacío y el vértigo hacen acto de presencia y, como consecuencia de ello, surgen huecos, orificios y espacios nuevos de luz. Laberintos de luz. Vemos nuestra casa desnuda, desposeída, tal y como es, sin más. Su intimidad abierta al público, como un escaparate. Imágenes simbólicas agolpadas en la memoria, en blanco y negro.
 
  

Del 28 de Mayo al 28 de Junio

Galería Concha Pedrosa.

C/ Fernan Caballero nº 11

http://www.conchapedrosa.com/

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