Entrevista: ENTREVISTA: DAN CAMERON – Crítico y conservador de arte

DAN CAMERON - Crítico y conservador de arte

La situación actual del arte en España es muy grave

Dan Cameron (Nueva York, 1956) ha organizado en España dos exposiciones que han marcado época: El arte y su doble, en 1986, y Cocido y crudo, en 1994. En un caso abordó lo que entonces eran las recientes tendencias artísticas posmodernas neoyorquinas y en el otro el arte global, del que sigue siendo un ferviente defensor. Conoce perfectamente la situación española porque es asesor de la colección de la Fundación La Caixa y responsable, junto a María Corral, de las compras de la Fundación Arco, lo que le obliga a viajar a menudo a nuestro país. Para la Bienal de Estambul (www.istfest.org), de la que es director y se celebra hasta el 16 de noviembre en la histórica ciudad turca, ha seleccionado a tres artistas españoles -Rogelio López Cuenca, Dora García y Txomin Badiola- entre los 85 creadores de 42 países representados en esta exposición, sobre la que disertó el viernes en una conferencia celebrada en Caixaforum de Barcelona.

Pregunta. Los artistas españoles cada vez lo tienen más difícil para hacerse visibles en el circuito internacional.

Respuesta. Es verdad.

P. ¿Por qué?

R. Porque no existe un sistema español de intercambio internacional. Los museos españoles no exponen arte internacional, las galerías no lo incluyen en sus programas y los coleccionistas tampoco lo compran. Y es un poco naïf creer que aunque no existe esta apertura hacia lo internacional desde aquí, sí que habrá una buena acogida para el arte español. Si España quiere formar parte del sistema internacional del arte, debe replantearse toda su infraestructura de museos. La situación es ahora peor pese a que se han abierto nuevos museos. Parece que la necesidad de recibir información sobre el resto del mundo no es una prioridad de los conservadores españoles. Creo que la situación del arte en España es muy grave.

P. ¿No es un problema de los artistas?

R. No, aquí son iguales de buenos que en cualquier parte del mundo. Por ejemplo, la exposición actual de arte español en el PS1 de Nueva York la paga totalmente el Gobierno y de esta manera no va a tener ningún tipo de repercusión en la prensa y el sistema de arte neoyorquino. Es demasiado evidente que no se trata de una exposición fruto de una propuesta independiente, sino que es un encargo que, además, se presenta en una institución que no se involucra en el proyecto. Casi es como un alquiler de espacios. En el museo en el que trabajo, el New Museum de Nueva York, nunca se hubiera hecho nada así, y creo que en la mayor parte de museos tampoco.

P. El lema que ha escogido para la Bienal de Estambul es Justicia poética. ¿Por qué?

R. En principio, era un tema relacionado con mi experiencia personal en Nueva York con respecto a la situación después de los ataques del 11 de septiembre y la oleada conservadora. Cuando me llamaron desde Estambul, asumí la responsabilidad como comisario norteamericano de preparar una exposición en una sociedad islámica que abordara directamente esa coyuntura política. Y, a la vez, me interesaba volver a un tema que siempre me ha preocupado, la brecha enorme que existe entre el arte que se realiza desde un punto de vista político, que no quiere decir tópico o temático, y el arte más poético o espiritual, más contemplativo. La complejidad de la situación política requiere también una complejidad equivalente en el tratamiento del arte. Ya no podemos diferenciar entre temas espirituales y políticos como se ha hecho hasta ahora. Poco a poco me di cuenta de que el título tenía que ser Justicia poética. Y no utilicé el término poético como un adjetivo que describe la condición de la justicia, sino poesía y justicia como conceptos distintos que quería fusionar.

P. Adorno escribió que no era posible escribir poesía después de Auschwitz.

R. Partía de una definición de poesía que tiene que ver con los estados mentales trascendentales. Es una visión muy romántica y occidental de la poesía. Una de las razones por las que elegí la poesía como manera de incluir todas las artes es precisamente por el papel vital que desempeña en la sociedad turca y en la cultura islámica en general. En el siglo XX, los poetas turcos, y esto es algo que a los lectores españoles les sonará, siempre han estado a la vanguardia de la política y también han sido blancos preferentes de las fuerzas represoras. Quería afirmar que la poesía defiende a las demás artes.

P. ¿Cómo refleja esta situación pos 11-S en la Bienal?

R. La perspectiva unilateral y absolutista que ha asumido el Gobierno de Estados Unidos desde el 11-S ha hecho que el mundo ahora sea más peligroso y más inestable. Quería presentar una perspectiva estadounidense que explicítamente fuera diferente de lo que la gente leía en los periódicos y escuchaba en la televisión. Y, como defiendo como crítico la idea de un arte mundial y global, pensé que era así como debía abordarlo, mostrando la diversidad de perspectivas y puntos de vista. El arte proporciona una posibilidad para la comunicación intercultural que no había existido antes y que tiene que enfatizarse más que nunca.

P. ¿Ha habido algún posicionamiento público antibélico de los artistas estadounidenses?

P. Lamento decirlo, pero no ha sido así. El Gobierno actual ha logrado que mucha gente que hubiera estado comprometida se haya sentido impotente, en lugar de tener la iniciativa de hacer afirmaciones públicas potentes. Lo han hecho los actores, los músicos y los escritores, pero muy pocas veces los artistas.

P. ¿Hay censura?

R. No. Hay autocensura.

CATALINA SERRA – Barcelona
EL PAÍS | Cultura – 26-10-2003

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