PINTOR DE BROCHA GORDA.
I love la pintura fue el titulo de la exposición que realicé en sala de eStar en el año 2001. I love la pintura: un amor a la pintura, a su historia, a su tradición, a su cocina, a su magia, al azar de sus manchas cuando es liquida y dura. Una atracción a la pintura como una piscina, donde me baño y arrojo cosas que sé que flotan y otras cuyos pulmones acaban anegados de agua. Yo me tiro a ella de distintas formas y estilos: de cabeza, de carpa, poco a poco, de bomba, con doble tirabuzón o con una vuelta mortal en el aire.
Mi trabajo como pintor es muy parecido al del dj: el que construye a partir de lo ya creado; recorta y pega música de distintos estilos y épocas para fabricar algo nuevo y distinto —sin confundir con versión o interpretación—. Me gusta hacer arte hablando de y con la historia del arte, conocer los escalones del arte para bajar y subir por su escalera, llegar a la azotea y mirar a la piscina, llegar al sótano y mirar a la azotea para volver a mirar a la piscina.
Millones de veces se habla de la muerte de la pintura y no se dan cuenta de que el arma asesina que creen que la mata con alevosía y nocturnidad la hace mas viva. Dicen que la fotografía mató a la pintura. Después vino también el cine, el video, las computadoras, todos ellos miembros de un complot, de un crimen anunciado. Pero precisamente son esas armas las que yo arrojo a las fauces de la pintura. Los nuevos estilos de vida, la música, la moda, los video clip, la televisión, la arquitectura, la era digital, los performer e instalaciones son nuevas especies que dan sabor a la pintura con la que trabajo. Siempre una pintura con contenido, de conceptos, que se mueve con el animo de trasmitir ideas y sensaciones.
La pintura como una piscina sin fondo.
Ramón David Morales.
Galería DF Arte Contemporánea de Santiago de Compostela. Ramón David Morales: "La casa de la cascada", hasta el 17 de marzo.