La vuelta al mundo de Carlos Aires

Carlos Aires

Hace ahora cinco años se montó un revuelo importante. Austria ideó una campaña para promocionar la Unión Europea a través del trabajo de varios creadores del continente. Una de las propuestas consistía en fotografías de personas desnudas en poses sexuales… llevando caretas de George Bush, Jacques Chirac o la reina Isabel II. El lío fue notable y el gobierno austriaco retiró las imágenes, cuyo autor era Carlos Aires. La tempestad duró unas semanas. Él aguantó. Y su trabajo, lejos de ser la provocadora flor de un día, ha ido ganando presencia en la escena internacional hasta convertirse en uno de los autores españoles más relevantes en el mercado del arte contemporáneo

Singapur, Bolonia, Dubai, Bruselas o Viena son algunas de las escalas que realizará su obra en los próximos meses. En el ámbito doméstico, el trabajo de Aires (Ronda, 1974) podrá verse en tres galerías -dos nacionales y una extranjera- durante la próxima edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid (Arco). Una de ellas, la austriaca Mario Mauroner, también ofrece sus creaciones en Arte Fiera, el mayor encuentro internacional dedicado a la creación actual en Italia, que hoy cierra sus puertas.

Lejos de la euforia

Aires responde desde su estudio madrileño: «No debemos olvidar que tanto Arte Fiera como Arco son ferias de arte contemporáneo comerciales, con unas características muy concretas. (…) Intentamos camuflar Arco bajo una apariencia de algo que no es. Arco es similar a El Corte Inglés, donde todo se muestra para ser vendido de manera muy asfixiante. (…) En España parece que no existes si no expones en Arco y eso es totalmente ridículo. Este año ha sido casualidad que dos galerías con las que trabajo vayan a Arco, unas veces hay mucho oleaje y otras el mar está en calma».

Después de catorce años en el extranjero, Aires regresó a España hace dieciocho meses. «Nunca había vivido antes en Madrid y me gusta mucho, pero encuentro que el sistema artístico español es muy obsoleto y complejo. Tenemos un sistema muy endogámico donde ‘las familias’ son muy cerradas y el ‘mestizaje’ es casi inexistente. Todo está muy politizado en relación a las instituciones y esto es un gran freno para todos», lamenta.
Trabas que no merman el impulso creativo de Aires: «Actualmente hay que ser un loco -en el mejor sentido de la palabra- para decidir ser artista pero, estoy convencido de que no hay mejor trabajo que éste. También soy consciente de que puedes tener un buen momento como una caída al día siguiente y eso genera cierto vértigo».

Un vaivén que tendrá uno de sus puntos álgidos dentro de un año, más o menos, cuando Aires inaugure una exposición individual en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC Málaga). Él mismo adelanta el proyecto: «El proyecto que preparo para el CAC Málaga se titula ‘Es Pain’: es un juego de palabras, cuya traducción sería ‘Es dolor’, jugando con el generalizado error de los españoles al pronunciar cualquier palabra inglesa que comience con la letra S, como Spain, donde solemos añadir una ‘e’, siendo pronunciado ‘Espain’. El proyecto es muy ibérico y bastante visceral, donde vuelvo a los toros y la imaginería católica pero de un modo mucho más poético y personal».

Porque el repertorio visual de Aires se nutre desde hace años de la iconografía patria. Los toros, la Semana Santa o el folclore flamenco conviven con las grúas y los billetes de euro -símbolos del desafuero inmobiliario- o las calaveras y los cuchillos de enormes hojas afiladas. Con esos elementos, el autor malagueño ha firmado series como ‘Y fueron felices’; ‘Danzad, danzad, malditos’; ‘Pena, penita, pena’ o ‘Love is in the air’.

Junto a los grandes

«Ahora trabajo en una exposición que presento en la galería ADN de Barcelona en abril. Las piezas que se verán en Arco son un adelanto de lo que presentaré en esta exposición», aporta Aires, que ya en 2012 participará en una intervención en el Palacio Imperial del Belvedere de Viena con obras de Annish Kapoor, Joseph Beuys, Damien Hirst, Janis Kounellis o Gustav Klimt.

Pese a todo (incluido su apellido), Aires mantiene los pies en el suelo: «Mi único propósito es poder seguir trabajando en lo que me gusta. Me he mudado a España en un momento bastante crítico, pero intento que el miedo no sea el guía de mis decisiones. Sólo espero que el futuro sea bueno y si no lo es, ya pensaré qué hacer en ese momento. Creo que todos tenemos que ser más optimistas, porque una crisis económica no tiene por qué significar una crisis creativa y de valores». Ojalá tenga razón.

A.J. López
Sur.es: 31/01/2011
http://www.diariosur.es

 

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