Destripar cómo se crea una obra, paso a paso

Desentrañar el proceso durante el que nace una obra de arte contemporáneo para acercarla al público y hacer que el arte de hoy deje de ser, para muchos, algo ininteligible. Ésa fue ayer la propuesta que la Fundación Colección ABC preparó para celebrar la Noche en Blanco. Dos figuras punteras del dibujo contemporáneo, Azucena Vieites y Juan Carlos Bracho, se ofrecieron a guiar a los asistentes a la exposición a través de los recovecos del parto de su propia obra.
 

Azucena Vieites hablaba de sus dibujos de estilo «punk» y «postpunk», dibujados sobre la pared con rotulador o con técnica de graffiti. Con sus rostros esbozados, sus inquietantes juegos de figuras y sombras y sus espirales «dactilares» pretende «representar la realidad que me rodea». Representarla, y pensarla, porque, aseguraba, «el dibujo es una forma de reflexión y conocimiento del entorno, un entorno social. Y una forma de representar la cultura visual contemporánea». Es también «enrarecer la realidad, sacar lo extraño que contienen las imágenes».
Le gusta concebir sus dibujos como versiones, ninguna de las cuales es la original, porque las diferentes técnicas les imprimen un matiz diferente. Sus trazos abiertos dan la impresión de una obra inacabada, un efecto que busca porque quiere «dejar márgenes, apuntar más que dejar la sensación de algo terminado». Reivindica el feminismo y le ilusiona hablar con la gente. «Me gusta lo receptiva que es la gente. Su voluntad de aprender». Al público le da un papel protagonista en la obra de arte: «Participa en el trabajo que uno hace».
 
Juan Carlos Bracho va más allá. «Mi intención no es condicionar al que mira. Él decide lo que está viendo». Más que dibujar, Bracho se apropia de un espacio, una pared, con trazos dibujados en gestos muy mecánicos. Olas de marcas metódicas y monótonas crean dibujos que «en realidad no expresan nada» pero invitan al espectador a ver desde nieve a mares, concentrando «un imaginario común que los hace atractivos e inquietantes».
Y a partir del dibujo, surge la fotografía, el «performance», el catálogo y el vídeo, como la proyección en la oscuridad del patio anochecido de unas pelotas de tinta negra que se estrellan una y otra vez contra la pared blanca. Todos los objetos están presentes en el espacio para trabajar, de diferentes modos, la misma idea. Con ello pretende facilitar la comprensión de su trabajo en un mundo en el que las fronteras entre las disciplinas están difuminadas y el espectador se queda sin pautas para interpretar lo que ve y lo que experimenta.
Ropa usada
A unos pocos pasos de la Fundación, el Centro Cultural Conde Duque se llenaba también del arte más vanguardista. El patio central recibía a los visitantes con enormes montones de camisas, pantalones o zapatos usados. Entre ellos, los visitantes rebuscaban a la caza de algunas prendas que se acababan llevando a casa. Se trataba de un montaje diseñado por Basurama, que ponía el acento en la reutilización de los materiales para proteger el medio ambiente. En el patio central también surgían pequeños espacios de encuentro sin paredes, en los que un sofá, una mesa algunos vasos insinuaban la conversación.
Mientras, Aggtelek mostraba el proceso creativo de esculturas que ironizan sobre el arte contemporáneo, un ilustrador y un lector copiaban un relato de Albert Camus y una discoteca que funcionaba con pedaleos de esforzados voluntarios reflexionaba sobre la despreocupación del consumidor de fiestas.
 
María Pérez

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