Nuevos contenedores culturales para Sevilla: el futuro empieza en el Siglo de Oro

Guillermo Vázquez Consuegra revisa la maqueta de las futuras Atarazanas en las que trabaja. - Paco Cazalla

Cajasol y La Caixa le cambian el perfil cultural a la ciudad con la reutilización de tres de sus edificios históricos más potentes: la Cárcel Real, la Audiencia y las Atarazanas.

El anuncio del presidente de Cajasol, Antonio Pulido, a finales de la pasada semana, de dar uso cultural y museístico a sus dos monumentales sedes en el centro histórico de la ciudad -en la calle Sierpes y la Plaza de San Francisco- obligará a dar un giro al mapa cultural de la ciudad, que se completará con el proyecto de La Caixa, ya redactado, de convertir las olvidadas Atarazanas (los antiguos astilleros medievales de la calle Temprado) en uno de los Caixafórum más interesantes de España. Podemos decir, a tenor de este anuncio (porque el proyecto de la caja catalana es ya un hecho), que la verdadera revolución cultural de la ciudad después de la Expo 92 la van a protagonizar en Sevilla las cajas de ahorro. La crisis desampara a pequeños proyectos pero refuerza grandes empresas que sólo pueden afrontar entidades bancarias.

Y lo harán dándole solución y una salida honrosa a tres históricos inmuebles que fueron claves en el desarrollo cultural de Sevilla a partir del siglo XVI-XVII, quizás los edificios civiles más imponentes de la ciudad: las Reales Atarazanas para el comercio con las Indias; y la Cárcel Real en Sierpes y la Audiencia Provincial en San Francisco como ejes de la vida social, religiosa y literaria de Sevilla -hay varias tesis que sostienen que Miguel de Cervantes engendró El Quijote durante su reclusión en la Cárcel Real, a donde fue a parar tras varios problemas con el fisco-. El futuro cultural de Sevilla arranca, pues, en pleno Siglo de Oro, con proyectos de carácter privado a corto y medio plazo que dibujarán un nuevo skyline en la Sevilla patrimonial entre los años 2013 y 2015.

Enclave Histórico. De este modo, mientras que Sevilla miraba ensimismada la colosal iniciativa de La Caixa para convertir los muros medievales de las Atarazanas en uno de los centros culturales más vanguardistas de España -la caja anunció el pasado mes de octubre la concesión del proyecto al arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra-, Cajasol ya trabajaba en la elaboración de un diseño que el presidente de la entidad guarda celosamente hasta su presentación oficial, pero que articulará los 14.000 metros cuadrados de la antigua Cárcel Real en torno a la colección de arte de Cajasol, "la más importante de Andalucía", según Pulido, con unos 5.000 títulos de entre los siglos XVII y XXI y un valor superior a los 13 millones de euros.

La caja de ahorros, que en principio contemplaba vender este edificio, la joya de la corona dentro de su patrimonio inmobiliario -su valor supera incluso al de la histórica sede social de la entidad, sita en plaza de San Francisco y antigua Audiencia Provincial-, ha decidido dar marcha atrás en sus planes y asignarlo a la vida cultural del Centro, que quedará, así, "dinamizada", según opinó Antonio Pulido la semana pasada ante un grupo de periodistas.

No obstante, a este espacio, Cajasol sumará otros tantos metros de las plantas superiores de su sede central en la Plaza de San Francisco (antigua sede de Caja San Fernando), que actualmente se encuentran en desuso y que albergarían talleres de pintura, teatro, escultura, música y canto, para los que se becarán a alumnos de cada especialidad -"queremos tener a los mejores", insistía Pulido- y con clases semanales de los más reputados nombres en cada unas de estas artes.

Otras salas. Queda por ver qué pasará con las múltiples salas de exposiciones que, multiplicadas a raíz de la fusión entre El Monte y Caja San Fernando, tiene Cajasol repartidas por el Centro histórico. El anuncio de cierre el próximo mes de mayo para Espacio Escala -en la calle Cardenal Cisneros-, donde la entidad financiera ha expuesto en los dos últimos años los fondos más contemporáneos de su colección, es un hecho aislado, mientras que continúa la actividad en la sala Imagen y el Centro Cultural de la calle Laraña (antigua sala Villasís). Este último edificio es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla y Cajasol lo ocupa gracias a una concesión por veinte años que expira el próximo 2016.

Así pues, estos dos nuevos contendores culturales podrían empezar a funcionar entre los últimos meses de 2013 y los primeros de 2014, toda vez que se cumplan los plazos de construcción en la Cartuja de la Torre Pelli, a donde se trasladarán todas las oficinas de la caja de ahorros.En definitiva, será "una obra emblemática para la ciudad, que nada tendrá que envidiar a otros proyectos similares previstos para Sevilla", remató el presidente de Cajasol la semana pasada, en velada referencia al futuro CaixaFórum que albergarán las Reales Atarazanas y que construirá a lo largo de los próximos cinco años el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra.

En concreto, la apertura de Caixafórum Sevilla está prevista para 2015 (es el plazo máximo que se ha dado la caja) y la inversión estimada ronda los 20 millones de euros. El centro cultural se instalará en los viejos astilleros de la capital gracias a un convenio de cesión firmado con la Junta de Andalucía -propietaria del edificio- por un periodo de 75 años.

Sobre el futuro de este edificio recuperado de 6.700 metros cuadrados, que durante años ha sido la patata caliente de las políticas culturales del gobierno autonómico, hay información más precisa: tendrá dos grandes salas de exposiciones, un auditorio, librería, restaurante y otras salas polivalentes que el arquitecto sevillano construirá sobre una idea revolucionaria al tiempo que estrictamente conservacionista: desabrigando el edificio de su fachada exterior para dejar al descubierto su interior, convirtiendo la intersección entre las calles Temprado y Dos de Mayo en una suerte de plaza medieval cubierta de arcadas, por las que el ciudadano podrá pasearse sin saber muy bien si se encuentra en un espacio público o privado, interior o exterior.

Ubicadas junto al Teatro de la Maestranza y el Hospital de la Caridad, las Atarazanas integran siete grandes naves industriales del siglo XIII que, al quedar abiertas al tras descubrir media docena de grandes arcos ahora cegados, serán un gran espacio público, abierto de día y cerrado por un sistema de cancelas durante la noche. Ese enorme espacio cubierto es de 5.000 metros cuadrados y se podrá utilizar para conciertos, recitales e incluso algunas exposiciones, y se podrá transitar libremente por él.

Fábrica de Artillería. Es el último inmueble de colosales dimensiones -20.064 metros cuadrados, lo que equivale a dos campos de fútbol- al que se dotará de uso cultural. En principio, la Delegación de Cultura municipal mudará allí sus oficinas para empezar a darle uso al edificio que ahora ocupa la Subdelegación del Ministerio de Defensa en Sevilla. La operación se hará de manera inmediata, tomando posesión del inmueble en cuanto los militares concluyan su traslado, previsto para mayo.

La idea es empezar a darle algo de vida a un edificio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) -su germen se remonta a al XVI-, con un desorbitado coste de restauración (cifrado en 76 millones de euros) y que a día de hoy tiene un futuro incierto tras quedarse el Ayuntamiento solo: la Junta renunció a instalar aquí la sede del Archivo General de Andalucía y el Gobierno central ha aparcado sine die el traslado del Archivo Histórico Provincial.

Amalia Bulnes, Sevilla

El Correo de Andalucía

Deja una respuesta