Maria José Gallardo. HORROR AL HORROR

Pinturas de Maria José Gallardo (izq.) y de Daniel Seghers (derch.)

La obra de la artista extremeña Mariajosé Gallardo, (Villafranca de los Barros, Badajoz, 1978), es pura cosmología taxonómica. Afincada desde el inicio de sus estudios académicos en Sevilla, (1995), ciudad española y barroca por antonomasia, nos hace pensar en el determinismo personal de su hábitat, encontrando en él la inspiración propia para crear un trabajo híbrido entre tradición y postmodernidad. Su interés por mostrar la meticulosidad de sus pinceladas y laboriosidad de sus imágenes, en composiciones desmesuradamente emblemáticas, nos hace situar la mirada desde un ángulo revisionista hacia el término Horror Vacui..

Trata su obra de exuberar y enfatizar los símbolos que resurgen nuevamente, pero esta vez recubiertos con otras vestimentas. La aparición del tema del bodegón en el Barroco, en conexión con los objetos que Mariajosé nos muestra, ya versen sobre catálogos de moda, o de joyas; ya sean portadas de vinilos de Lola Flores, Sara Montiel o Manolo Escobar entre otros, nos hacen poder afirmar que aquello, producto de una memoria social y colectiva, es abordado ahora con un talante irónico y tragicómico sobre lo cíclico que puede llegar a convertirse nuestro escenario vital. Recordemos las pinturas del flamenco De Hemm, Jan Davidsz, en las que dentro de una guirnalda floral, colocaba figuras humanas.

También el retrato fue un tema al que se le dotó de profundidad expresiva, virando más allá de la mera mímesis anatómica, resolviendo estados anímicos y/o espirituales propios de una etapa tenebrista y ecléctica. De este modo, las féminas que la artista conforma y nos ofrece, miran con languidez al infinito, atravesándonos mientras realizan cualquier acción cotidiana o estrambótica, aclamando al cielo el peso de no poder llegar a ser más bellas o fashion de lo que ya son. Pero éstas no dejan de ser nuevas vírgenes de papel couché, representaciones de un drama disfrazado al que estamos expuestos constantemente, ya sea en portadas de revistas, en programas y anuncios televisivos, o en carteles publicitarios que cuelgan sobre las fachadas de nuestros edificios. Estas imágenes, vanitas o crueles artificios por lo que denotan, esconden a su vez, tras una apariencia de complacencia desmedida, un dolor íntimo que intenta sobreponerse agasajándose con joyas, reliquias y brillos.

Sin duda alguna esta artista flamígera, trata a la pintura con una benevolencia sin par. Se diría que el gran virtuosismo de su estética decorativa, efectista y teatral, ratifica que el Barroco sigue en vigencia absoluta. La obra de Mariajosé Gallardo tiene miedo al vacío al igual que lo tuvo la sociedad barroca, y al igual que lo tiene nuestra sociedad consumista. De esta manera, podremos ver escaparates repletos, y cuadros ahítos de cosas bellas o embellecidas. Podremos entrever, siempre, aquella imagen que nos comunique el suceso de un presente abigarrado. [1]

 Felipe Ortega-RegaladoAbril, Sevilla 2007


[1] VV.AA. El bosque Barroco: desconocido y novedoso. Pervivencias barrocas en la pintura andaluza contemporánea. Congreso Internacional conmemorativo del I Centenario del Laboratorio de Arte, Universidad de Sevilla, 12 – 15 de noviembre de 2007. [Sevilla]: Dpto. de Historia del Arte. Actas pendientes de su publicación. 

 

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