La ruptura del equipo de la ‘La Luna de Madrid’ provoca una nueva orientación

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La revista La Luna de Madrid sacará a la calle, a primeros de octubre, su número 21, que se está realizando bajo la dirección de José Tono Martínez, quien sustituye al anterior director, Borja Casani, tras su abandono de la publicación. La ruptura entre Casani y un grupo encabezado por el nuevo responsable supondrá un cambio de línea en la publicación, que, según Tono Martínez, en los últimos tiempos había adoptado una posición acomodaticia y excesivamente frívola". Casani declaró no tener ningún interés en este asunto y señaló que La Luna se ha explicado a sí misma en cada número y que el problema del cambio "nace por las ambiciones del nuevo director".

Desde que en noviembre de 1983 apareció La Luna de Madrid hasta el número 20, con el que se cierra la etapa de Borja Casani en la dirección, la revista ha mantenido un régimen de colaboraciones y unas ideas y temas recurrentes que se podrían resumir en el planteamiento continuo de lo que significa la posmodernidad, una dedicación casi exclusiva a la cultura que crea Madrid, y en proyectos como la creación de un eje cultural Lisboa-Madrid-Barcelona-Roma-Atenas. En la etapa que inicia ahora José Tono Martínez, como director, se ha tomado ya la decisión de presentar una candidatura independiente por Madrid a las próximas elecciones generales.Tono Martínez insiste en la necesidad de mantener en la revista una línea de agitación cultural, con una perspectiva audaz y crítica. Para él, desde hace nueve meses existía dentro de la redacción una ausencia de debate que hacía perder la visión de incidencia de una publicación cuyo interés era su carácter abierto.

Según el nuevo director, se habían introducido últimamente "módulos jerárquicos, y un bisoñismo cultural que intentaba confundir". "El debate de la posmodernidad", añade, "se confundía con el vale todo, y existía poco rigor y coherencia en las personas que ahora han dejado la revista". Estas personas son Borja Casan¡, Carlos García Calvo, José Luis Tirado y José Manuel Costa.

Borja Casani, anterior director, declaró que el rigor que se quiere introducir ahora en la revista "dependerá de si hay una persona rigurosa", cosa que duda, sobre todo tratándose del tema de la posmodernidad. Para él "ha existido un proceso de descomposición de la revista, que en su primer número empezó hablando de la posmodernidad, y en el último se termina con todo el mundo en pelotas". "Era una manera", añade, "de asistir a la publicación de unos números que se explicaban por sí mismos. La Luna hasta ahora ha tenido un inicio, pasional y violento y un final pobre en el que han entrado en juego ambiciones personales. Es un problema de inmadurez del nuevo director y del grupo que se nos enfrentó".

La historia de La Luna de Madrid recoge la actividad de jóvenes artistas madrileños. Del primer número se tiraron 20.000 ejemplares, y ahora la tirada oscila entre esta cifra y los 30.000.

El número 21, que saldrá a la calle a principios de octubre, presentará esta idea de la candidatura a las elecciones generales, operación que tiene el fin, según José Tono Martínez, de "descalificar al poder político en general". "Hay dos maneras de enfrentarse al poder, una es la indiferencia y otra utilizar dentro del sistema la posibilidad de decir cosas que, aunque puedan ser consideradas como las opiniones de un bufón, sirvan para ejercer una labor de crítica".

EL PAIS / Madrid – 13/09/1985

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