Pepe Cobo decide trasladarse de nuevo a Sevilla

Pepe Cobo, 1987. Foto por MANUEL VILLAR ( Sur Exprés, Noviembre-Diciembre 1987)

Si se trata de encontrar una galería de arte que haya sido en el último decenio una apuesta emblemática y el reflejo de lo que ha pasado en el arte habrá que recurrir, sin lugar a dudas, a La Máquina Española para hacer memoria de la puesta en escena de algunos de los planteamientos tipo de la creación contemporánea.

Con la exposición de los últimos trabajos de Guillermo Paneque, José Cobo, director y propietario de La Máquina Española, recoge su equipaje y vuelve a Sevilla, ciudad donde inició su camino por el arte y en la que creó el equipo artístico de la galería. «Ni puedo ni quiero seguir trabajando, -comenta Cobo-, en un proyecto de promoción tanto de artistas como de tendencias que no encuentra ningún tipo de respuesta a nivel oficial».

Cobo ha sido promotor, junto con algunas galerías de su corte y dedicación, de algunas de las propuestas más rompedoras que se han podido disfrutar en Madrid en los últimos años. Iniciativas como la desarrollada en su espacio de Marqués de la Valdavia o en la desaparecida galería Weber, Alexander y Cobo, -empresa en la que estuvo asociado con dos de los mejores galeristas a nivel internacional-, pusieron sobre el tapete de la actualidad española algunos sucesos fundamentales de los circuitos internacionales.

Galeristas como José Cobo están entregados a unos proyectos de promoción en los que invierte gran cantidad de cosas. Si esos proyectos, sin duda los más comprometidos, no encuentran facilidades de carácter institucional es comprensible que llegue un momento en que sus responsables tiren la toalla o modifiquen el criterio que les ha movido a situarse en ese extremo del ariete, posición que tiene bastante más de riesgo que de éxito garantizado.

«Por mucho que se diga, -apunta el director de La Máquina-, hoy por hoy se están moviendo muy pocas cosas y ante ese panorama galerías como la mía están viviendo una situación muy expuesta que no es posible sostener». Así, con una experiencia entre cuyas actividades se contabilizan muchos más éxitos que descalabros, uno de los galeristas punteros del país se ve obligado a emigrar a sus orígenes.

MADRID / JOSE RAMON DANVILA

www.elmundo.es

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