¿Qué tiene que ver un Murillo con una obra de Sybila, o un Zurbarán con un tatami japonés? Esos son algunos de los diálogos que nos plantea el Espacio Escala, la sala transgresora de exposiciones de Cajasol comandada por Paco Pérez Valencia.
Desde antes de la factoría Bauhaus pero mucho más a partir de ésta, el mueble dejó de ser un simple objeto doméstico y funcional. Del objeto decorativo del siglo XIX, el mueble pasó a ser un objeto de reflexión sobre nuestro entorno más allá de su uso.
«Es verdad que queremos provocar al espectador, queremos hacerle pensar qué tiene que ver una obra tan clásica y conocida como puede ser el lienzo de Murillo «Las dos divinidades» con «Cubertería 01» de Sybila. Es situarse ante la incertidumbre y provocar la fascinación por la reflexión».
En «Las dos divinidades» de Murillo, un delicioso cuadro del autor sevillano, se puede contemplar la Sagrada Familia, San José, María y el Niño y sobre ellas la paloma del Espíritu Santo. La composición del cuadro de Sybila tiene igualmente una composición en tres (los cubiertos), con la cucharilla sobre los mismos. «Esa interpretación de la proporcionalidad es una de ellas, pero hay muchas más, porque el arte entra en nuestras vidas casi sin permiso», afirma Paco Pérez Valencia.
Más allá, en un gran espacio (ojalá fuera mi cocina), se extiende una enorme cocina limpísima de acero inoxidable en un frontal de la pared diseño de Juan Luis Yáñez. Confrotando la misma, una inmensa fotografía en color de Mayte Vieta en la que el mar y los alcantilados por efecto de la luz, entran en diálogo por escala cromática con la estilizada y nítida cocina. «Entendemos la cocina como órgano regulador de las funciones de una vivienda. Si antes se diseñaban según las necesidades, a partir de las Vanguardias y con la revolución industrial comienza un proceso creativo diferente», afirma Yáñez, autor también de la obra «Mesa y silla ocumare» que dialoga con la alfombra diseñada por Gerardo Rueda.
Zurbarán y el reposo
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Quizás una de las salas más llamativas es la que reúne dos piezas bien diferentes: el cuadro de Zurbarán «San Pedro Nolasco asistido por los ángeles» y un inmenso tatami, simple, sin colchón. «En la obra de Zurbarán a San Pedro Nolasco parece que lo llevan levitando dos ángeles, como si descansara. Esa imagen del reposo, del descanso venía inserta en nuestras mentes con la relajación y la serenidad para el descanso que más que una cama, ofrece un tatami».
Un excepcional cuadro de Paco Cuadrado, «Los comensales» de 1963 entra en diálogo con un teléfono de Jacob Jensen. «Es complicado porque el diálogo es subjetivo. En el cuadro hay una familia humilde comiendo y a modo de ironía, hay un enganche de teléfono para que el espectador tenga la tentación de escuchar el sonido de ese cuadro, y al mismo tiempo meditar sobre las personas que no hablan y no se comunican».
La combinación de la obra de Concha Pérez, una fotografía de un gran depósito entra en diálogo con elementos de cuartos de baño en una composición fría muy hermética, casi sórdida, una sensación extremada por la fotografía por su soledad y negritud.
Laura Nogalero y Alberto Merchán son dos artistas jóvenes que han hecho un trabajo sobre la especulación inmobiliaria y las dificultades de acceso a una vivienda. Su lectura es plantear una serie de carteles donde en lugar de «Se vende» o «Se alquila», se puede leer «Se vive». En balcones del edificio de Escala, estos carteles verdes se pueden ver en el exterior e interior. Esta pieza forma ya parte de la colección Cajasol siendo la primera adquisición de este año.
Una alfombra diseñada por Gerardo Rueda realizada en la Alpujarra hecha a mano en un nudo turco, combina con la silla y la mesa de Juan Luis Yáñez, en un elemento más doméstico de los que se proponen. Es la primera vez que se expone esta pieza de Rueda, propiedad de Cajasol.
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La muestra «Muebles???» lleva aparejada una didáctica importante en la que se ofrecen unos planos en los que a modo de recortables, los alumnos pueden cuestionarse su casa, sus clases o su propio espacio. «¿Qué pasaría si cambiáramos los esquemas tradicionales? Por ejemplo, poner un váter en un salón, ¿qué ocurriría? Hemos diseñado un plano con pegatinas para que los escolares puedan experimentar. Este es uno de los grandes retos del arte contemporáneo en general: saber llegar a los ciudadanos de una manera cómoda y flexible, porque parece que siempre lo hacemos como barrera», afirma Paco Pérez Valencia, quien además está convencido de que, «una cultura comprometida para la sociedad que viene, es necesaria».
ABC SEVILLA /MARTA CARRASCO
Viernes, 23-01-09