Rafael Agredano y la utopía industrial

Rafael Agredano
El artista cordobés combina en la galería Alfredo Viñas sus imágenes del polo químico de Huelva con los fragmentos de 'Platero y yo' de Juan Ramón Jiménez.
EL artista Rafael Agredano (Córdoba, 1955) es miembro fundador del heterogéneo grupo de artistas que en los 80 se articuló en Sevilla en torno a la revista 'Figura', teniendo por entonces a algunos creadores alemanes como Oehlen y Martin Kippenberger como principales referencias estéticas.

Durante mucho tiempo, Agredano ha hecho del dibujo un recurso básico en el que sustentar el carácter ilustrativo de buena parte de su obra, y que, en cuanto a la temática se refiere, se ha distinguido por abrazar y comprometerse con causas perdidas o imposibles, tratadas con una mirada, en la mayoría de las ocasiones, irónica. Ahora, con ocasión de su primera individual en Málaga, el artista nos propone una serie fotográfica, técnica con la que lleva trabajando desde mediados de los noventa.

Rotulada 'Escenas pastorales del sur galante', un título que procede de un blues de Lewis Allan, publicado en 1937, e interpretado en 1940 por la mítica Billie Holiday, en la que fue una de las primeras canciones que condenó abiertamente el racismo en los Estados Unidos, la serie de Agredano, clamorosamente irónica ya desde su mismo epígrafe, consta de diversas fotografías nocturnas del polo químico de Huelva.

Cierta denuncia

Como Agredano reconoce en el catálogo de la muestra, no ha querido hacer propiamente arte político, pero no cabe duda que detrás de esas imágenes se esconde un espíritu de denuncia. Pero también, si se quiere, hay desilusión y fracaso ante el modo en que se ha producido, y se sigue produciendo, el desarrollo industrial junto a la desembocadura del Tinto y del Odiel.

Sobreimpreso a un paisaje industrial que evoca los planos iniciales de 'Blade Runner', aparece en cada una de las fotografías un texto extraído del capítulo 77 de 'Platero y yo', libro en el que Juan Ramón Jiménez cuenta la llegada a Huelva, en compañía de Platero, para ver El Vergel, precisamente el lugar donde se levantó el monumento a los Descubridores, hoy completamente alterado. Lo decisivo es que a Platero, por ser un burro, no le permiten la entrada, y entonces, el narrador, que no ve en Platero a un animal, lo acaricia y se va del lugar, pues él, por ser hombre, no quiere tampoco entrar.

Así, con estas obras es como si Rafael Agredano nos estuviese diciendo que él no quiere entrar, no desea formar parte de un lugar en el que la naturaleza, lo virginal, lo primigenio e incontaminado, Platero en suma, ha sido aniquilado.

ENRIQUE CASTAÑOS ALÉS

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ENRIQUE CASTAÑOS ALÉS

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Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 3 de marzo de 2007

 

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