Cartel de la temporada 2008. Toros. Sevilla Miquel Barceló

Miquel Barceló

Miquel Barceló anuncia la temporada 2008 de la Maestranza «a lo rupestre». El paquete llegó a las nueve menos cuarto de la mañana de ayer, apenas tres horas antes de su presentación pública. Pero el teniente hermano mayor de la Maestranza, Alfonso Guajardo-Fajardo, estaba tranquilo.

La fuerza de la costumbre. Sabía que Miquel Barceló no podía hacer un cartel más que polémico. Como ya es habitual en los anuncios de las temporadas taurinas de Sevilla desde 1994. Pero no contaba con el consenso tan rotundo de los asistentes al desvelar la sorpresa. «Parece más bien un cartel antitaurino», confluyeron varios periodistas al unísono. Un toro de peso escaso aparece en plena voltereta, a punto de darse un costalazo, atravesado por una flecha roja que entra por el flanco derecho de la imagen y sale por el izquierdo. El fondo es amarillo. Y al morlaco sólo se le ve una de sus manos. Con estos elementos, que Barceló ha conseguido con una técnica de «wash» y cera sobre papel, el cotizadísimo pintor mallorquín ha conseguido levantar el albero de las opiniones. De entrada, el crítico de arte y ex director del Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, dijo apenas unos minutos después de asimilar el cuadro que «este cartel remite al Barceló primitivista que evoca ese mundo animal que a él le atrae tanto. Se ha ido al mundo casi rupestre». En esta última aseveración coincidieron con él el propio Alfonso Guajardo-Fajardo y el empresario de la plaza, Eduardo Canorea. Pero Bonet ofreció más puntos de consenso: «Será un cartel polémico, como ya es tradición en esta casa. A mí me ha impactado mucho, porque también lo veo como un naipe, como un nuevo palo de la baraja». «En esto somos un poco avanzados y si me preguntan cuál me gusta más, digo que me encantan todos los que hay colgados en estas paredes», se apresuró a rematar el teniente hermano mayor, que insistió en que «no nos ha sorprendido cuando lo hemos desembalado porque sabíamos a quién se lo encargábamos».

Poco a poco, conforme pasaban los minutos posteriores al impacto, iban llegando más comentarios. El propio Bonet fue el primero en arrancarse otra vez: «Tiene algo de picassiano, pero ha conseguido algo muy primitivista, no se ha ido a mirar la tauromaquia pintada por otros. En ese sentido, creo que la flecha también tiene que ver con ese mundo primitivo». Algunos, en cambio, vieron en la flecha una simbolización del amor al toro. Hasta hubo uno que encontró significado a su color rojo, que combinado con el fondo amarillo «puede ser también una exaltación de la Fiesta Nacional, porque esos son los colores nacionales».

Lo del amarillo también tuvo otras lecturas, como la de Canorea: «No soy experto en pintura, pero está claro que el cuadro remite a lo que ha dicho el profesor Bonet sobre lo rupestre. Tanto la técnica como la figuración es taurina y tiene fuerza. Sólo espero que el color amarillo no nos dé mala suerte, que se convierta en color albero y nos dé buena. Creo que si no gusta, por lo menos va a sorprender». Lo cierto es que hay algunas ideas en las que coincide mucha gente. La mejor prueba es la exclamación de uno de los uniformados conserjes de la plaza que servía la copa posterior cuando se topó con la obra: «¡Ojú, esto parece lo que pintan en las cuevas!»

abc.Sevilla

2007-12-21

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