Pinturas de Ricardo Cadenas

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Aunque del círculo es posible decir que es una figura geométricamente perfecta y que tiene un simbolismo ancestral en el cual quedan comprendidos datos de eternidad y trascendencia, lo divino y lo cósmico, no van por ahí los tiros cuando Ricardo Cadenas (Sevilla, 1960) construye sus cuadros a partir de ese elemento constante que es la circunferencia.

 

Cadenas se ha fijado en objetos y figuras redondos: el objetivo de una cámara fotográfica, la ventanilla de un camarote, una diana, el globo terráqueo, las marcas concéntricas de algo que cae en el agua o las ondas imaginadas del sonido propagándose por el aire son algunos de ellos, objetos o no, que de todo hay.

Se trata, pues, de tomar ejemplos naturales o visibles y meterlos en el mismo saco que aquéllos que con ficticios o que es preciso imaginar, aún siendo de procedencia realista. Cadenas está así fijando los parámetros de su propuesta: alternar y hacer compatible lo físico y lo pensado, o lo que es igual, facilitar una vía que pone en comunicación la realidad y el deseo.

Para hacerlo y conseguir los efectos apetecidos, nada mejor que el fragmento y el collage, primero seleccionar y más tarde construir a base de lo elegido, para después y en plan metáfora, servirse de diferentes estructuras o posibilidades comunicativas, y siempre con la idea de viaje al fondo de la cuestión. Un viaje facilitado a veces por uno de los sistemas informativos más directos, el de la palabra y el sonido, y otras representado por cuestiones mucho más conceptuales o empíricas como el gesto o la luz; en medio, diferentes medios de transporte e incluso la técnica de inventos a los que el conocimiento y el uso no restan un ápice de su sofisticada realidad, como pueden ser el radar o la radio.

En resumidas cuentas, Cadenas nos está hablando de tiempo y de espacio, lo que deja muy claro cuando incluye determinados elementos gráficos que así lo atestiguan y que no dejan de ser una llamada para el ejercicio de la memoria: rostros con un aire de pasado inmediato, iconos demasiado clásicos como para olvidar lo estable de su valor, puntualizaciones con personalidad doméstica que marcan un contexto mental o imágenes que evocan sentimentalmente una realidad bastante idealizada. Son esos algunos de los apuntes que el pintor quiere hacer sobre un hoy y aquí que son deudores de otro tiempo y otros lugares. Para concretar todo ese planteamiento, Cadenas se sirve de la pintura y de sus variadas posibilidades, desde el apunte hasta el collage, desde la sensación hasta la puntualización, creando un sistema plástico complejo en la combinación de las posibilidades pero sencillo en la lectura inmediata de las mismas. Cada uno de sus cuadros es un muestrario de técnicas y de recursos, lo que obliga a pensar que el artista sabe controlar el medio.

JOSE RAMON DANVILA

Viernes, 13 de octubre de 1995. AÑO VII NUMERO 2.161

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RICARDO CADENAS.

«Pinturas»

LUGAR: Galerías Buades. Gran Vía, 16. FECHA: Hasta final de octubre.

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