The Missing Peace. SALUSTIANO

Salustiano

El pintor Salustiano (Sevilla 1965) empezó a difundir su obra allá por el año 1994 en el Museo Provincial de Huelva, desde esa fecha su obra a recorrido año tras año las más importantes galerías, museos y ferias del mundo como ARCO, Fowler Museum de Los Ángeles. MODERN de Munich, Loyola University Museum of Art de Chicago, Rubin Museum of Art de New York, Moscow International Art Fair en Rusia, Art Fair en Colonia, Berlin, Turín, Lisboa, Scope Londres y Miami…

En 2006 le hacen un encargo especial de una obra especial para una exposición especial:

“The Missing Peace, Artist consider the Dalai Lama“ es una exposición internacional que nace de la colaboración entre la Fundación Dalai Lama y el Comité C100 One Hundred for Tibet. Ambas fundaciones tienen por objetivo difundir el mensaje del Dalai Lama , proteger la identidad cultural y religiosa del pueblo tibetano, coordinando diferentes proyectos de ayuda humanitaria.

ONE HUNDRED FOR TIBET es una organización única en su género. Está compuesta por cien personalidades de relevancia internacional del mundo del arte, las ciencias y la política. Entre ellos hay varios premios Nobel en diferentes campos, presidentes de gobierno , músicos, escritores y artistas de todas las disciplinas. Con el comité colaboran Vaclav Havel , Presidente de la República Checa; Desmond M. Tutu y Óscar Arias-Sánchez, ambos Premio Nobel de la Paz; Danielle Mitterand, viuda de François Mitterand y activista de los Derechos Humanos o David Lynch, director de cine.
Dentro de las actividades que ha promovido el comité para situar al Tibet en la agenda internacional para que se siga oyendo su voz está esta exposición. El comité ha contado con la colaboración de un tribunal de prestigiosos comisarios internacionales y galeristas de arte para seleccionar un total de 88 piezas de diferentes artistas de 25 países . Entre los artistas elegidos se encuentran Bill Viola, Anish Kapoor, Marina Abramovic, Christo, Richard Avedon y Sebastiao Salgado.

Está previsto que la exposición dé la vuelta al mundo en los próximos años. Se inauguró el pasado 9 de junio de 2.006 en Los Angeles, en el UCLA Fowler Museum. A continuación visitará Chicago y Nueva York. En el 2.007 continuará su viaje por Sydney, Berlín, París, Praga, Tokio, Toronto, Varsovia, Miami y un largo etc.

El cuadro de Salustiano es una donación, y los fondos servirán para sufragar diferentes proyectos de escolarización y otras necesidades del pueblo tibetano. Ha sido el primer y hasta el momento único cuadro comprado de la exposición.

Reencarnación

El comité C100 propuso a los artistas en las bases de la exposición plasmar diferentes aspectos del complejo mundo del Dalai Lama como máximo exponente de una religión y un pueblo, así como de una idea a la que sirve de símbolo, la paz.
Para la preparación del cuadro Salustiano decide entrevistarse con monjes budistas, lamas y rimpochés. Les pide que sinteticen en una palabra su religión, el budismo. Casi todos ellos le responden con una idea circular, no directa, como la no violencia. También le hablan de la compasión. El propio nombre de Dalai Lama significa Océano de Compasión. Empiezan a surgir ideas, y una creencia budista tan alejada de nuestra forma de pensar occidental va acaparando la atención: el fenómeno de la reencarnación.

El cuadro de Salustiano propone un doble bucle acerca de la reencarnación del Dalai Lama. ¿Cuál puede ser la máxima prueba de perdón y de compasión para el pueblo tibetano representado en su líder? Reencarnarse en su enemigo. Es así como el Dalai Lama se reencarna en una pequeña niña china. Y es ahí donde está el otro bucle de la reencarnación, un hombre se reencarna en una mujer. A su vez, esa pequeña niña china es también víctima del gobierno chino que decide invadir Tibet . Esa niña que nos mira en el cuadro existe, no es una modelo. Es una niña china abandonada en un orfanato ya que su gobierno promulga leyes que llevan al pueblo a abandonarlas y que todavía conserva en su cuerpo las huellas de las condiciones en las que las mantenían en vida a la espera de la adopción por familias occidentales. Otra reencarnación que alivia esas huellas dejadas en su piel, ahora son niñas occidentales de rasgos orientales.
El color rojo tan característico de la obra de Salustiano suma en este cuadro nuevos significados, como el de la sangre de un pueblo. También el del color de una bandera enemiga sobre el que se escribe en caracteres tibetanos la palabra Reencarnación.

Reencarnación ha sido escogido como portada del catálogo de la exposición entre todas las obras expuestas, así como también se reproduce en póster y en tarjeta postal. El cuadro de Salustiano comienza su vuelta al mundo.

Nacho Santos

Morir por cerrar los ojos

Con dos certezas cuenta el crítico al enfrentarse a la producción de Salustiano. Con dos. Una es la seguridad de que a nadie deja indiferente. La otra es que no recuerda a nada, no se parece a nadie. Esto no es sorprendente. Lo verdaderamente inaudito es que su pintura pueda concitar sentimientos y apreciaciones tan exageradas, aunque concluyan de manera tan distinta y enfrentada. A unos parecerá demasiado avanzado, a otros demasiado clásico; a unos demasiado abrupto, a otros demasiado calmo.
El cometido del crítico, aquí, es intentar desentrañar estos acertijos, analizar los condicionantes y referentes que hacen bascular el lenguaje artístico, tendiendo puentes de comprensión entre creador y espectador, ofreciendo el cómo y el por qué de lo creado. Nunca se pueden prometer verdades definitivas; quizás alguna que otra intuición subjetiva.

Mecanismos y procesos
Fondo y forma. El rojo increpante, el formato circular y la exactitud de la figura provocan una sinergia común que traspasa la realidad de lo representado y los mecanismos de representación, superando la capacidad de comprensión del espectador, abandonándolo a la inmunidad comprensiva.
Tras los cortinajes de aparente pulcritud y esencialidad manual hay mucho trabajo, mucha trastienda, precisamente para conseguir que ésta pase desapercibida en pos de una comunicación fluida. Queda eliminada toda narratividad, queda eliminado –o matizado- todo lo accesorio, todo lo que pueda despistar de la finalidad principal, trasmitiendo lo único válido: la emoción. El mecanismo resulta eficiente ante un espectador que no encuentra respuesta en objetos o situaciones vinculables con experiencias vividas. En este sentido, podemos considerar que actúa como una obra abstracta.
Un proceso creativo así sigue una teórica casi matemática. Se recuperan conceptos como composición, matización cromática, dibujo, color, análisis psicológico… Tras romper todos los límites y fronteras el arte en el siglo XX, la autolimitación, el ceñimiento y condicionamiento propios, son recursos recuperados para aguzar la creatividad.
¿Contemporáneo o moderno? La contemporaneidad es ridícula. Al menos, planteada en términos de discusión acerca de lo que puede o no resguardarse bajo sus soportales. En estos momentos de intertextualidad artística, de multiplicidad de opciones y soportes, de pluriculturalismo, también de falta de criterios críticos de análisis, plantearse la oportunidad y validez de la propuesta y el lenguaje empleado por Salustiano es, simplemente, ridículo.
El pecado del artista se resume en haber buscado los cimientos sobre los que disponer las bases de una estructura artística en el arte de cinco siglos atrás, en vez de recurrir a la cita artística de hace cinco lustros. En este último caso, lo hubieran llamado re-interpretación o guiño irónico. En la mejor circunstancia hablarían de homenaje. Es la estolidez de los eufemismos dirigidos. Me sumo a Steiner cuando indica “que ninguna forma artística nace de la nada; siempre viene después”.
¿Quién tiene la necesidad de parecer contemporáneo? Ni el medio ni el lenguaje, por si mismos, hacen contemporáneo a nadie. Lo hacen la propuesta coherente de los contenidos, la claridad en los conceptos, su vigencia y vigor, y la creencia en ellos por parte del artista. Salustiano enlaza lo contemporáneo “como lugar del misticismo y de irracionalidad” con el arte antiguo como “lugar de proyecto y de la racionalidad” .

Origen y finalidades
Y sin embargo todo surge tras la conmoción de un viaje a Italia. Conmoción ante la belleza absoluta. La voluntad última de las obras de Salustiano es precisamente ésta: provocar esa misma conmoción en el espectador actual. Provocar efectos de sinestesia sensorial, ya que a través del estímulo visual se pretende engendrar una sensación global que afecte a todos los sentidos. Sentimientos genéricos de belleza, totalidad, sosiego… Y ello no se consigue por medio de la alusión directa. Lo obvio casi nunca funciona en el arte. Recurre el creador al forzamiento de los efectos, a la tensión de los parámetros, esperando así un colapso de los mismos.

Rojo o colorado
¿Por qué rojo? Colorado viene de color. Es color por excelencia. Metáfora y desarrollo natural de color, como su raíz etimológica indica, del latín coloratus, [de colorare, colorar]. No se puede entender el imprimir, aplicar, proporcionar color sin usar este tinte, quizás por su fuerza y su sentido mitológico y simbólico.
Y el rojo. El rojo trasciende su condición de color, su propia condición de rojo. Pleno de connotaciones e intenciones. Rojo sangre, rojo magma. Rojo “herida, agonía, sublimación” . Rojo principio unificador. Salustiano huye del símbolo y se queda con las propiedades físicas. Color cálido y avanzante. El rojo es color agresivo y enervante que a fuerza de ser potenciado hasta el máximo de sus posibilidades queda neutralizado en su poder intimidatorio.

Avances y cambios
A simple vista, no parece haber grandes avances en este nuevo capítulo de su trayectoria. Sin embargo, los hay. Y no son menos importantes por ser infinitesimales al ojo no iniciado. Donde antes espacios y personas compartían cierto aire de etérea ingravidez, ahora se aprecia una voluntad de asentamiento de las formas. Donde antes sus figuras adoptaban actitudes inalcanzables, desdeñosas para con el espectador sorprendido, emerge ahora cercanía, complicidad. Ambas situaciones, en realidad, partían y parten de la actitud vital del artista. Antes los personajes, dispuestos de perfil, propensos a cierto hieratismo compositivo, eran meras herramientas al servicio de una finalidad superior, creando una barrera espacial y mental con el observador. Ahora, sin dejar de ser instrumentos, estas figuras se giran, buscando directamente la cercanía y el enfrentamiento, eliminando distancias.

Madurez
Tras el nacimiento de su hijo Horacio, le ha invadido la madurez. Porque la madurez no llega sino que nos invade paulatina e irremisiblemente. Y el optimismo. Hoy propone un tema, “¿Me quieres?”, donde prima el amor en todas sus formas, cuando ayer -no hace tanto tiempo-, sus inquietudes giraban en torno a la desolación y la muerte.
El formato circular, aun planteando una serie de problemas compositivos, parece remitirnos al astro solar, reivindicar “la perfección, el orden, la unidad interior” . Ha avanzado también en los presupuestos técnicos, abandonando pausadamente el dibujo para disponer el color directamente.
Su actitud ante la vida ha repercutido en sus ademanes creativos. En su serie blanca, ya lejana, el color o su ausencia nos retrotraía a un espacio propio de timidez. Hoy ha dejado de ver el mundo desde un pedestal ajeno y enemigo, se siente cercano y vinculado a quienes le rodean, incluidos los espectadores. Por eso sus personajes se giran hacia ellos.

Final
Formas calmadas, invisibilidad del oficio. Ni distraer ni entretener. Un cierto desapego hacia lo representado, un cierto distanciamiento. Prescindiendo de narraciones y descripciones. Y sin embargo, la pintura de Salustiano pretende decirnos ahora: “os amo, os entrego la belleza, confiad en el amor. Miradlo a los ojos, aprehendedlo, no durmáis. La pintura es amor y éste es vida. ¡Vivid!, podéis morir por cerrar los ojos”.

N. del A.: Título tomado en una obra teatral de Max Aub (1944), sin relación con su argumento.
2 STEINER, G.: Gramáticas de la Creación. Barcelona, Círculo de Lectores, 2002. (Pag. 29)
3 TRIMARCO, A.: Confluencias. Arte y Crítica en la Postmodernidad. Madrid, Julio Ollero Editor, Instituto de Estética y Teoría de las Artes, 1991. (Pag. 17)
4 CIRLOT, J. E.: Diccionario de Símbolos. Barcelona, Círculo de Lectores, 1998. (Pags. 139-141)
5 CIRLOT. J. E.: Op. Cit. (Pag. 136)

http://www.c100tibet.org/
http://gallery.tmpp.org/gallery/en/index.jsp
www.salustiano.com

Iván de la Torre Amerighi.
Crítico de Arte


información extraida de http://www.revistamu.com


The Missing Peace Art Exhibition

http://www.youtube.com/watch?v=36wMj9QIglg

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