La pintura de Ming Yi Chou se ha movido desde sus tempranas coincidencias con Miró y Dau al Set hasta la actual fluidez orgánica, pasando por un animismo que hundía sus raices en las más antiguas y populares tradiciones asiáticas.
 |
En el desplazamiento ha depurado primero las imágenes y luego los símbolos hasta llegar a una amplificación de los detalles que ralentiza el tempo y nos hace penetrar en las cosas, revelando los inmensos paisajes de lo microscópico y a la vez haciéndonos conscientes de la totalidad del mundo por medio de una maniera más densa, una pintura más concentrada, metódica y a la vez móvil, pulsante, lírica y de una cambiante estructura vegetal que florece mostrándonos fragmentos, partes de un todo que se nos hurta: una existencia más allá de los límites físicos de la superficie acotada por el marco.