RAW WAR, Marina R. Vargas en Sandunga.

RAW WAR, el título del último proyecto de Marina R. Vargas

RAW WAR, el título del último proyecto de Marina R. Vargas (Granada, 1980) está construido como un palíndromo, es decir, una oración que puede leerse tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda: como en un espejo. Una traducción aproximada sería guerra salvaje, cruda. RAW WAR es una fórmula opuesta a la asepsia del modelo de guerra actual, sin daños colaterales, y que Slavoj Zizek define irónicamente como “una guerra sin guerra”. En 1970 Bruce Nauman utilizaba esta misma frase en uno de sus trabajos con neón. El reflejo de las palabras sugiere una identidad oculta: una inversión y una coincidencia. Dentro de esta simetría, el término raw es más un modo de ser o estar que una propiedad: es el estado de un material antes de ser alterado, como en raw material (materia prima); en relación con el cuerpo se refiere a la exposición de su interior, como en raw flesh (en carne viva).

RAW WAR incide en el espacio simbólico que Marina Vargas ha construido a lo largo de su carrera, definido por varios núcleos temáticos, como la guerra, la caza o el sacrificio, y encarnado en figuras como armas punzantes y de fuego, animales y dioses, monstruos, cuerpos abiertos y entrañas arrancadas. Todas estas figuras se sitúan en los confines del cuerpo y forman, al mismo tiempo, una anatomía simbólica y un desmembramiento emblemático.

La guerra, la caza y el sacrificio ponen en escena el espectáculo de la muerte y de la vida, un teatro de la crueldad del tipo más feroz y sangriento. Como la iconografía cristiana, se encuentra fundada, paradójicamente, sobre la belleza idealizada de las formas y el horror extremo. La pulsión pictórica atraviesa los polos opuestos del preciosismo y la visceralidad, y se dirige instintivamente tanto a la piedra y la joya, como a las flores y las entrañas. Ve la naturaleza tanto bajo las especies del metal y el mineral como aquellas de la carne y la llama. Así, un mundo petrificado, de esmalte, oro, plata, un trabajo de formas y figuras cinceladas, porque el dibujo de su contorno es de una nitidez particularmente cortante, se encuentra en tensión constante con un mundo corporal, violento, agonizante, hecho de crisis y espasmos.

Dentro de este mundo corporal, la descripción de los límites de la carne no un simple tema a tratar iconográfica o tipológicamente, sino que constituye un motivo, es decir un hecho de estructura y un principio de animación. Las fronteras entre las figuras se difuminan, la metamorfosis es constante entre el cadáver y el paisaje, el animal y el dios, entre el hueso y la carne y las guirnaldas. Este motivo consiste es el cuerpo abierto, una crueldad estructural. Georges Didi-Huberman ha escrito que abrir un cuerpo significa desfigurarlo, quebrar su armonía, es decir, infligir una herida capaz de provocar el surgimiento de lo informe. La imagen está abierta, desollada, a flor de piel.

En la obra de Marina Vargas astas imágenes abiertas son iconos fácilmente reconocibles: siluetas de pistolas y cuchillos, cuerpos femeninos, cráneos y esqueletos. El trabajo de la figuración es ornamental y las obras se construyen como palimpsestos, dibujos sobre dibujos, en los que las formas se repiten de un modo obsesivo y se acumulan vertiginosamente en composiciones abigarradas y exuberantes. A estas figuras icónicas se añaden símbolos arrancados de diferentes tradiciones culturales, desde Diana, diosa de la caza, a motivos heráldicos, y de cráneos decorados a la Virgen de Guadalupe, que aparecen así en un nuevo cuerpo simbólico. Esta apropiación no excluye su uso irónico o sentimental, o incluso su cercanía al kitsch.

Una breve descripción de las obras destacaría las blancas osamentas labradas, los cráneos repletos de gusanos entrelazados, los corazones sangrantes, la conjunción de guirnaldas y entrañas flores ornamentales, como índices de un paisaje fúnebre y macabro, o la representación del fuego que se consume a sí mismo. La insistencia en la fascinación icónica y simbólica revela que el hilo conductor que atraviesa el espacio simbólico de Marina Vargas es una reflexión en torno al poder de las imágenes.

RAW WAR es la primera exposición de Marina Vargas realizada exclusivamente en torno a las armas de fuego. El montaje parodia la disposición de una armería, con su muestrario de revólveres, pistolas y escopetas, y los títulos de las diferentes obras están tomados de las marcas y modelos de armas de fuego disponibles en el mercado, como Rossi (calibre 357), Smith and Wessoon’s o Beretta. El proyecto volverá a realizarse en otoño en Ge Galería, Monterrey.

Javier Sánchez

 
 
Marina R. Vargas 
RAW WAR

Inauguración: Miércoles 26 de enero a las 20:00h

 

Galería Sandunga

http://www.galeriasandunga.com/

C/Profesor Sainz Cantero 13. 18002

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