Entrevista a Daniel Silvo con motivo de la exposición «Nostalgias ajenas» en Marta Cervera

Instalación con 36 imágenes de 40 x 30 cm tomadas de una fotografía de 9 x 14 cm. 2011.

Daniel Silvo (Cádiz, 1982) es un observador incansable de todo lo que le rodea, que luego sabe transformar y codificar en diferentes representaciones, ya sea utilizando vídeo, fotografía, dibujo, acciones u objetos. Su obra puede considerarse conceptual (le interesan conceptos como el poder, el lenguaje, el propio estatus del artista, etc.) pero sobre todo atiende a los sentimientos y a las sensaciones, más personales que genéricas, que pueden desprender. Destaca en sus trabajos el perfecto acabado, la apariencia formal, muy cuidada, que adquieren todas sus narraciones, capaces de funcionar por sí solas, y el sentido lúdico que les añade.

Ahora presenta en Madrid, en la Galería Marta Cervera, su último proyecto titulado “Nostalgias ajenas”. Fotografías, vídeos, esculturas, instalaciones y dibujos, para analizar diferentes representaciones del poder, caducas y comunes a tres escenarios: Berlín, La Habana y México. Pero no se trata de una lectura política y, menos aún, crítica, sino de un análisis puramente estético de esos símbolos de la utopía frustrada de las revoluciones y socialismos.

¿Cómo surge este proyecto?
Esta idea surge por la fascinación que me provocan las imágenes y símbolos del socialismo en los países que han vivido o viven en un régimen comunista. Noto que son percibidos por la población con sentimientos encontrados, contradictorios, como se sufren los sentimientos. Esas utopías que lamentablemente no volveremos a querer proyectar en mucho tiempo están por el momento en la memoria y de ahí, que busque en fotografías antiguas, banderas nunca más izadas o coches que desafían las leyes de la mecánica.

Tomas prestadas las nostalgias de otros en un ejercicio de estetización de la imagen. ¿Es una fascinación puramente visual o son nostalgias extrapolares, comunes a nosotros?
Precisamente lo que quiere preguntarse esta exposición es hasta qué punto estas nostalgias son ajenas, y si esos fracasos son los de otros o los de nuestra propia modernidad.

¿Todo lo que es nostálgico se convierte en una especie de fetiche?
Es un fetiche de algo que no se posee, porque se perdió y nunca volverá, de un pasado que fue (o que pudo ser) mejor.

Glásnost 1. Cristal. 30 x 15 x 15 cm. 2011

Experimentando con distintas técnicas has tratado de dar forma a una especie de obra de arte total, ¿qué te aporta cada una de ellas?
Cada idea sobre la que trabajo me pide desarrollarse de una manera u otra. Al conformarse, cada idea termina adquiriendo unas características que lo hacen ser aquel objeto que se aparece. En esta exposición quise utilizar la idea de Boris Groys de obra de arte total en el proyecto de Estado staliniano, donde las formas simbólicas del Estado son percibidas como un todo y cada una es una pieza del engranaje estético-político. En esta exposición quise tratar formas variadas, pero sin generar la saturación de los sentidos o la suspensión de la razón que podría suponer una obra de arte total al estilo wagneriano.

Sin embargo, en contra de la aglomeración, abogas por la sencillez y la concentración, ¿dónde quieres centrar la atención?
Efectivamente, no busco la anulación del consciente que generaría una saturación sensorial, sino la concentración en dos o tres ideas que al chocar provocan una grieta. Esa grieta que se forma acaba escapando de mi control y, sólo en ese momento, la obra empieza a resultar interesante. Pero el origen siempre es algo sencillo, dos o tres elementos que se funden en un objeto que atraiga a los sentidos e invite seguidamente a la reflexión.

Son las claves también de la publicidad, ¿cómo lo llevas al terreno artístico?
Esos parámetros dados empiezan a trabajar por sí solos y a dar forma a algo inagotable, inasible. Sin grieta nos quedaríamos con un bonito objeto, simple y aburrido, o con un slogan publicitario. En la publicidad no puede haber fisuras, la reacción del espectador debe estar bajo el control del publicista. En la grieta que yo quiero generar soy tan espectador como cualquiera, y me sorprendo igualmente de cómo esos elementos, en su diálogo, van generando conclusiones, paradojas, contradicciones…

Lada amarillo. Fotografía color en papel RC. 43 x 57 cm. 2010

Pero también sucede al revés. En tu opinión la publicidad también se nutre de registros formales artísticos.
Sin duda, porque en la ambigüedad que existe en el arte reside una fuerza que la publicidad también puede aprovechar. Pero la diferencia es que en la publicidad esa ambigüedad tiende siempre a resolverse en un momento dado y en la obra de arte no tiene por qué suceder.

¿Dónde se encuentra la inspiración?, ¿hay que ver mucho antes de ponerse a trabajar?
Hay que trabajar mucho después de ver. No entiendo el ver y el trabajar como acciones necesariamente separadas, pero si hay que hacer distinción entre ambas, diría que la televisión es una gran ventana que lanza sobre nosotros cantidad de información, formas, palabras e ideas muy útiles si se saben discriminar e hilar debidamente, y que es importante pasar horas solo en el estudio y sentado en la mesa de trabajo manipulando esas ideas.

En 2005 el vídeo “Breakfast” fue primer premio del Certamen de Caja Madrid de arte emergente Generaciones. Durante la preparación de un copioso desayuno, entrevistas en inglés al artista keniata Michael Ematthews, que responde en swahili y al que se le subtitula en persa.
“Me interesa generar frustración en el espectador para provocar una lectura más allá del texto. En esta obra el espectador occidental es capaz de comprender las preguntas, pero al llegar las respuestas, es expulsado del vídeo, de forma que él mismo es quien tiene que responder a esas preguntas si quiere participar de la obra. Desplazo el centro de referencia a la periferia, al arte africano contemporáneo y a los países de habla árabe. Mi interés por el fenómeno migratorio viene desde 2002 con el proyecto “Technoaceitunas”, una preocupación que retomo también en “Juegos de Frontera” (2007)”.

Esa misma frustración comunicativa aparece en “Pulchrum est quod visu placet” (2009), o “Beauty is in the eye of the beholder (2009-2010, donde utilizas el lenguaje de braile al que le otorgas la categoría de algo bello, pero frustrante para el vidente por no entender su significado.
“De nuevo provoco la frustración en la comprensión de un mensaje, pero esta vez no es una incapacidad lingüística, sino perceptiva. Utilizo el lenguaje braille sin relieve o colocándolo a tres metros de altura, de manera que el invidente es incapaz de acceder al texto, y el vidente lo percibe no como texto sino como forma, ya que no lo comprende”.
En “100 formas de doblar el dinero”, proyecto para el que obtuvo una beca de la Fundación Bilbao Arte en 2009, Silvo se entregó a la paciente y apañada labor de la papiroflexia. 100 figuritas hechas con billetes de un dólar que reflexionaban sobre el valor del dinero, el valor de la obra de arte y la plusvalía del trabajo del artista.
“Con esta obra quiero hablar de transparencia económica. En un sencillo gesto, muestro el valor material del objeto artístico que he generado, un dólar estadounidense, y pongo en circulación ese objeto para ver cómo funciona en diferentes contextos. La plusvalía de una misma pieza varía según el entorno en el que se mueve”.

Entrevista realizada por Ana Berruguete.

Madrid, de febrero 2011.

– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –

http://danielsilvo.wordpress.com/

– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –

Daniel Silvo
«Nostalgias Ajenas»
11.01.2011 – 12.02.2011

GALERÍA MARTA CERVERA
www.galeriamartacervera.com

Deja una respuesta