El pintor Paco Molina asciende a los cielos de Sevilla. Espacio Escala-Cajasol

Espacio Escala de Cajsol recuerda a Paco Molina en San Francisco Molina que estás en los cielos

La Sevilla inquieta de los años 70 y 80 del pasado siglo no puede entenderse sin la figura de Paco Molina, uno de aquellos artistas ‘malditos’ que se atrevieron a romper moldes y a traspasar fronteras del arte convencional y academicista en el que se había petrificado Sevilla tras la Guerra Civil.

Pintaba compulsivamente, como vivió. Sacaba el blanco puro para pintar al óleo de las bolsas de El Corte Inglés de la época, aquellas que se despintaban con el sudor de las manos. Las suyas, sin embargo, sudaban arte. Y con ellas agitó la vida cultural de la ciudad primero a pecho descubierto y luego desde la atalaya de la Fundación El Monte cuyas actividades culturales dirigió hasta su temprana muerte.

Espacio Escala de Cajsol recuerda a Paco Molina en San Francisco Molina que estás en los cielos Espacio Escala de Cajsol recuerda a Paco Molina en San Francisco Molina que estás en los cielos

Ahora, la Fundación Cajasol se ha propuesto recuperar su memoria elevándolo directamente a los altares. Al callejero ya lo elevó el Ayuntamiento a propuesta precisamente de la Fundación El Monte (la antecesora de la actual obra cultural de la caja de ahorros) que él dirigió a primeros de los 80.

La Sala Espacio Escala (calle Cardenal Spínola, 5) parece un trozo de una Sevilla que ya no existe, la que servía de escenario a un personaje irrepetible. ‘San Francisco Molina que estás en los cielos’ es la propuesta de la sala de la Fundación Cajasol para rescatar el espíritu transgresor e irónico del artista.

La muestra está planteada como una recreación del espíritu de parodia y de provocación que caracterizó la obra de Molina, así como su apropiación satírica de lo ‘kitsch’ sevillano. Así, desde la misma entrada, se llama la atención del público con grandes macetas de flores que cuelgan de las ventanas, las mismas que luego atraen al espectador hasta una de las salas en la que se recuerda la relación del artista con el paisaje.

La exposición busca, ante todo, la interacción del público: pintar, escribir, evocar, sugerir… Como recordaron Antonio Cáceres, jefe de Acción Cultural de Cajasol, y Paco Pérez Valencia, conservador de la colección Cajasol, hay mucha gente que conoció a Paco Molina y que recuerda su espíritu de agutador cultural, pero hay muchos jóvenes que no saben quién fue.

Por esa razón, hay una sala centrada en las intervenciones del público con uno de los autorretratos de Paco Molina en fotocopias que el público puede colgar de las paredes y dibujar sobre la pared aportando su interpretación sobre el artista.

 

Eva Díaz-Javier Rubio 

www.elmundos.es

 

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