La dimisión de Carmen Giménez cierra una etapa de representación del arte español en el mundo

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Cultura considera que con su marcha no se paraliza el Centro Nacional de Exposiciones

Después de seis años dirigiendo la política internacional de las artes del Ministerio de Cultura, Carmen Giménez ha dimitido de su cargo como directora del Centro Nacional de Exposiciones "por quedar vacías de contenido sus funciones", según ella misma manifestó ayer. Un portavoz del ministerio lamentó la salida de una persona tan valiosa, aunque indicó que Giménez sigue como miembro del Patronato del Reina Sofía. También afirmó que su salida no supone la paralización del centro que dirigía. En el mando artístico se considera la marcha de Giménez como el virtual fin de una política de promoción del arte español.

Desde la exposición inaugural, que reunió obra de Baselitz, Saura, Chillida y Richard Serra, hasta la actual colección Beyeler se extiende una larga serie de muestras dirigidas por Carmen Giménez como parte del trabajo de directora del Centro Nacional de Exposiciones, cargo del que dimitió el pasado 24 de mayo, aun que hasta ayer no trascendió su decisión de hacer firme su intención de marcharse. "Se me había creado una situación muy incómoda. Se había arrinconado el centro y ya estaba vacío de funciones", dijo a este diario.Por el contrario, un portavoz del Ministerio de Cultura manifestó que lamentaban la salida de Carmen Giménez, y descartaron la hipótesis de que su marcha signifique el final del centro, "ni mucho menos aceptamos que estuviera ya falto de contenido".

Trayectoria
En. los medios artísticos Carmen Gimenez es considerada una persona de mucha influencia y estricto criterio. Son sus propias palabras las que comunican los motivos de la dimisión: "A pesar de seis años de trabajo entusiasta, llegó un momento en que los objetivos que perseguía no recibían un tratamiento correcto". Aquí es donde el tratamiento se traduce en falta de medios. "Sí las principales salas pasaban a ser gestionadas por la dirección del Reina Sofía, tanto las de la Biblioteca Nacional y los palacios de Cristal y de Velázquez". La trayectoria seguida hasta ahora parece importante. "No puedo juzgarlo en estos momentos, pero sí decir que han sido 14 muestras nacionales e internacionales de trascendencia para la difusión de los conceptos del arte del siglo XX".No resulta del todo lógico que no haya existido alguna negocia ción previa a la ruptura. "Hubo diálogos, y el ministro me pidió que continuara. Yo pedí para ello disponer de las salas de los palacios del Retiro, pero la negativa fue rotunda por parte de los que actualmente las gestionan, a pesar del ofrecimiento de que mi labor sería complementaria a la de las salas del Reina Soria".Ante las críticas que frecuentemente se le hacen con respecto a su excesiva inclinación por las vanguardias y un cierto sector de pintores, rehúsa defenderse y sólo apostilla "que una línea no puede satisfacer a todo el mundo".

Aunque la programación del año 1990 la tiene perfectamente definida, fue sin embargo imposible que se manifestara acerca de los proyectos que se quedarán sólo en su intención: "España ha podido salir al extranjero porque hemos crecido dentro, y en esta dirección tenía un gran proyecto para 1992, pensando que ese año será nada sin la existencia de un buen 1990 y un mejor 1991". Su futuro profesional se alejará de Madrid para recalar en el MassMOCA, futuro museo de arte contemporáneo en Massachusetts, como miembro del Proyecto 92 de la Fundación Guggenheim..Tomás Llorens, director del Centro de Arte Reina Sofía, ma nifestó no tener conocimiento oficial de la dimisión y parecerle un asunto ajeno, de la competencia del Ministerio de Cultura. De la labor de Carmen Giménez piensa que fue "válida y brillante", aunque "desde el mes de abril de 1988 la programación del Centro se realiza por el patronato, siguiendo los estatutos. Durante un período de transición que correspondió a la toma de contacto de la dirección y del patronato se acogieron las exposiciones organizadas por el Centro Nacional de Exposiciones, aunque el Centro siempre realizó la gestión administrativa y la comunicación".

Para Llorens no cabe hablar de ruptura con el Centro Nacional de Exposiciones, puesto que "la colaboración continuará. Sigue existiendo el organismo, y el trabajo común resultará muy útil". Sobre la programación de 1990 manifiesta que "el patronato ha aprobado hasta ahora ex posiciones de Saura, Miguel Navarro, la colección de los Amigos del Reina Sofía, la colección Berggruen y otra de arte latinoamericano".

Continuidad
Ante la prevención de ciertos sectores del mundo artístico sobre la posible reducción de la presencia del arte internacional en España, Llorens se muestra rotundo: "Creo que no tiene fundamento alguno. Todo el mundo es libre de hacer cábalas sobre el futuro, pero la apertura internacional es firme".El pasado del Reina Sofia es un cúmulo de contradicciones y sucesivas reconsideraciones de postura. El futuro, según su director, se atendrá a los principios de la última refundación: será un museo del arte del siglo XX, con un notable matiz de aportación española; ello no obstaculiza las exposiciones internacionales".

JOSÉ MÉNDEZ – Madrid – 08/06/1989

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