La obra de uno de los artitas más controvertidos del panorama español, Miguel Ángel Campano (Madrid 1948), regresa a Sevilla de la mano de la galería Concha Pedrosa en la exposición titulada «Rojo», en la que participan trece artistas que rinden homenaje a Campano, Premio Nacional de Artes Plásticas 1966, y que enfrenta asimismo, la pintura del madrileño al del sevillano Manuel Salinas, ambos puntos de partida para el resto de los creadores.
En la galería conviven los dibujos y esculturas de Marcos Bontempo con la obra de Rafael Agredano, las piezas de María Cañas, la geometría de Pérez Tapias y a la abstracción de Salinas. «Ha sido un trabajo estupendo, porque es magnífico que una galerista, en este caso Concha Pedrosa, te diga que tienes libertad para elegir y para desarrollar tu creatividad. Eso no es algo fácil en el mundo galerístico actual, y los comisarios no tenemos tantas posibilidades de hacer trabajos enriquecedores como éste».
Miguel Ángel Campano es un pintor sin escuela, cuyo tono casi apagado, no tiene nada que ver con lo que sus cuadros expresan. Siempre ha confesado que Rimbaud, Lorca o José Guerrero son algunos de sus deudos; «creo que la obra de Campano es fundamental en la pintura española», dice Zamora, quien afirma que, «“Rojo” es una forma de entender la vida. Es una exposición de artistas especiales, que se sienten cómodos merodeando por los lados oscuros de la conciencia».
Miguel Ángel Campano, misántropo y asocial, como él mismo ha confesado, ha cultivado siempre en el desarrollo de su pintura el «no estilo», sin embargo, para Clara Zamora, «bajo la apariencia de esta expresividad inconsciente, late una profunda reflexión consciente y lúcida acerca de lo que la pintura puede significar en un contexto como el nuestro».