Ángeles Agrela: La profundidad de la piel. Galería Magda Bellotti |
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Escrito por Galería Magda Bellotti
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jueves, 13 de enero de 2011 |
 Ángeles Agrela
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"La belleza tiene la profundidad de la piel". En esta frase usada normalmente para referirse a la superficialidad de la belleza basa Ángeles Agrela el título de su última exposición. Sin embargo sólo toma la segunda parte de la frase, de modo que no niega ni afirma su adhesión a dicha afirmación. De hecho la exposición en sí tampoco se preocupa mucho por desvelar claramente sus intenciones. Su instalación trata más bien de sumergirnos en un viaje que recorre ese finísimo espacio que va desde la delgada superficie de la pintura a la profundidad de nuestras emociones ante la sospecha de nuestra futilidad. La profundidad de la piel nos sitúa en un nada superficial territorio poético que toma cuerpo a partir de imágenes que pertenecen a nuestra memoria cultural colectiva.
Y es que la muestra es también una colección de auténtica pintura.
Reinterpretaciones, reencuadres y aproximaciones a conocidas obras de
grandes maestros desde el Renacimiento hasta el XIX. Piero de la
Francesca, Robert Campin, Hans Holbein, Vermeer, Velázquez o Ingres. Y
más concretamente retratos. Agrela ha arrancado literalmente la piel a
las personas que tan fielmente retratadas nos miran desde las paredes
dejando ver lo que ésta (¿la pintura?) esconde; detallados mapas de sus
músculos, venas, nervios y huesos al modo de las láminas didácticas de
anatomía.
Es muy fácil ver fotografías de disecciones, o imágenes macabras que
muestran con crudeza la verdad de lo que esconde la piel, incluso hemos
podido ver exposiciones muy mediáticas con auténticos cadáveres humanos
conservados con técnicas novedosas y cuidadosamente diseccionados. Las
imágenes están ahí… para quien las quiera ver. También es muy
recurrente el procedimiento de la apropiación de imágenes para
manipularlas digitalmente y servirlas después reproducidas de las más
diversas formas.
Sin embargo no es casual la elección de Agrela de la pintura, y más
concretamente la reproducción y reinterpretación de conocidos retratos
con los procedimientos pictóricos tradicionales, para dar forma a este
ejercicio poético que es La profundidad de la piel. Agrela había
trabajado en los últimos tiempos en grandes dibujos que representaban
láminas de libros de anatomía donde intervenía superponiendo elementos
ajenos que producían desconcertantes asociaciones de imágenes. La
reflexión en torno a la vánitas ya estaba presente, y se hace aquí más
patente quizás por la transposición del sujeto desde el más impersonal
dibujo anatómico al retrato cercanísimo que nos brinda la piel de la
pintura y en el que como observadores nos proyectamos vanidosamente. Y
puede que realmente la vanidad sea un pecado a la hora de observar una
obra de arte, ya que el modo en que nos proyectamos a nosotros mismos
sobre las imágenes nos distrae de lo que realmente importa. El retrato
llevado a sus últimas consecuencias de perfección por los grandes
maestros, sobre todo a partir del Renacimiento, nos coloca como
individuos frente a un espejo en el que nos reconocemos de algún modo,
frente a la incómoda verdad de lo que esconde la piel levantada, en el
caso de estas interpretaciones que Agrela nos brinda. Y no hay que
perder de vista que el ilusorio engaño de la pintura está presente en
esta ecuación. ¿Es que la delgadísima superficie de la pintura tiene
acaso el grosor de la belleza de la propia obra de arte? Como
observadores nos dejamos subyugar (y hasta engañar) por los diminutos
eventos cromáticos y lumínicos que suceden en las distintas capas de
pintura a las que acercamos la nariz con gozo. Y también proyectamos
nuestros esquemas mentales y nuestra propia imagen en la interpretación
que de dichos eventos hacemos, con toda nuestra vanidad, perdiendo de
vista lo que de verdad es importante. Y también podemos vernos
desprovistos de piel, con las venas, nervios y músculos al descubierto,
porque en la doble delgadez que caracteriza tanto a la piel humana como
a la superficie de la pintura anda el juego de esta instalación de
Ángeles Agrela.
Del 13 de enero al 26 de febrero de 2011
GALERÍA MAGDA BELLOTTI
Fúcar, 22. 28014 Madrid. España.
T. 0034 913693717
M. 0034 636479106
F. 0034 914290632
www.magdabellotti.com
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