Abraham Lacalle, un pintor sin manías

Abraham Lacalle, en su estudio del barrio de La Alfalfa, en Sevilla, -un lugar diáfano ocupado sólo por libros y pinturas-. Foto: Alejandro Ruesga
 El artista trabaja sin luz natural y rodeado de libros en su estudio del barrio de La Alfalfa, en Sevilla.
 
 
Contemplar sus pinturas es siempre una experiencia placentera. Sus obras actúan como un imán que atrae con igual intensidad a profanos y a especialistas en arte contemporáneo. Abraham Lacalle (Almería, 1962) es un hedonista y sus obras están impregnadas de ese impulso que le lleva a exprimir lo bueno de la vida. El artista ha conseguido saltar al mercado del arte internacional, especialmente desde que lo fichó la galería Marlborough de Madrid. Formado en Sevilla, ciudad a la que volvió en 2002 tras pasar ocho años en Madrid, Lacalle es un "pintor urbano", un creador "sin manías" que parte de la figuración para crear un universo de mundos superpuestos marcados por colores muy planos y primarios, una especie de magma que a veces se traga las referencias a la realidad y cuya vitalidad atrapa a todo tipo de público. "Son imágenes para contemplar durante mucho tiempo. Imágenes ambiguas que el espectador tiene que construir; pero que siempre conservan una referencia a la realidad", explica el artista en su estudio en la calle de Pérez Galdós, en el sevillano barrio de La Alfalfa.

 
El espacio recién remodelado, de 300 metros cuadrados, es parte de un patio de un edificio modernista de 1919 que proyectó José Espiau. "He intentado crear un espacio diáfano, ocupado sólo por libros y pinturas", cuenta. Ha recuperado un sótano que empezó siendo una cámara para madurar plátanos a principios del siglo XX y acabó en escombrera. Su estudio, con columnas de hierro forjado de cinco metros, no tiene luz natural, pero eso no le importa a este almeriense curioso y tremendamente amable. Sus ideas nacen en los libros -ensayo, literatura, historia- y se plasman en sus lienzos de forma ordenada. Sólo trabaja en una obra cada vez y pasa en su estudio unas nueve horas diarias. En las paredes ha pinchado la serie en formato de cómic que realizó a finales de 2008 para la muestra Contemporáneo 22. Discursos narrativos, en la que siete artistas iberoamericanos reflexionaron sobre las formas de narrar en distintos lenguajes y que pudo verse en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Lacalle trabaja ahora en la ampliación de esta serie que, junto con otras de Miki Leal y MP & MP Rosado, se ha expuesto este año en la Universidad de Salamanca. El armazón que sustenta su incursión en el cómic ha salido de novelas como 1.280 almas, de Jim Thompson, o ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick, algunos de los miles de libros de los que se rodea para crear. –
 
MARGOT MOLINA 25/07/2009 

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