Artistas malagueños aprovechan el buen momento del sector y se afianzan en el mercado internacional

LLevaban meses preparándose. Y no precisamente para hacer los coros en una chirigota, aunque más de uno sí que da el cante. Al fin y al cabo, para ellos también es carnaval, la gran fiesta del arte. Así entienden la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) las casi 200.000 personas que cada año se reúnen en Madrid con motivo de esta cita, que ayer inauguraron los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y Franz Morak, secretario de Estado de Cultura de Austria -país invitado en esta edición-.

En un año marcado por su 25 aniversario, ARCO cree que es el momento de rendir homenaje a la creación nacional, que no sólo ha alcanzado su mayoría de edad, sino que ya camina sola por el mundo sin necesidad de referencias. Sólo hay que echar un vistazo al escaparate de Ifema. Obras de grandes maestros como Picasso o Miró brillan con luz propia junto a otros como Antonio Saura y Antoni Clavé entre Roy Lichtenstein o Thomas Ruff.

Para celebrar el buen momento del arte español y su proyección internacional, ARCO ha puesto en marcha este año una novedosa propuesta: ’16 proyectos de arte español’. Dirigido por María del Corral, la iniciativa pretende servir de reconocimiento a los grandes maestros de todos los tiempos a través de la mirada actual de una selección de artistas que hoy copan el interés internacional. Uno de los elegidos es el malagueño Simón Zabell, que, de la mano de la galería granadina Sandunga, presenta ‘El año de algo, capítulo II’. La segunda entrega de esta instalación no deja a nadie indiferente: un montaje de folios tamaño A-4 impresos con un texto y maquetados y envejecidos para crear la ilusión de que proceden de una vieja novela que se ha deshojado.

Lo local pisa fuerte

No es la primera vez que Zabell acude a ARCO junto a Sandunga, una galería que en los últimos años ha despegado a nivel internacional a través de permanentes colaboraciones con galerías europeas y americanas. Junto al sevillano Rafael Ortiz y al malagueño Alfredo Viñas Viñas, esta sala abandera la pujanza del arte andaluz contemporáneo más allá de Despeñaperros. Pero no sólo ellos tienen la exclusiva. Galerías de todo el país mantienen su apuesta por artistas de la tierra. Su proyección internacional es un buen aval.

La prestigiosa Marlborough, por ejemplo, se niega a separarse de otro malagueño: Daniel Quintero. Tras sus recientes exposiciones en Londres y Nueva York, este reconocido retratista juega entre la ficción y la realidad en ‘Barrio alegre’. «Daniel es un artista ya consagrado, por eso nunca dudamos en contar con él», advierte una de las responsables de la galería, Nuria Misert, que asegura que gran parte de las obras que ha vendido hasta ahora han ido a parar a coleccionistas extranjeros.

Manuel Franquelo, creador y director de importantes proyectos de estampación digital, comparte también el stand de Marlborough con ‘In my world I have no pain’, junto a figuras de la talla de Jorge Oteiza, Fernando Botero o un espectacular Francis Bacon.

Pero mejor no irse todavía, aún hay más. Como viene siendo habitual en su agenda en los últimos 25 años, el también malagueño Enrique Brinkmann sigue fiel a la prestigiosa galería barcelonesa Joan Gaspar, que muestra una selección de las ya características mallas metálicas de este abanderado del minimalismo. Y es que pocas veces se ha palpado en ARCO una presencia malagueña tan repartida y cosmopolita. De hecho, la nómina de malagueños se ha incrementado este año aupada por el crecimiento exterior de los representantes locales. Tal es el caso de Nono Bandera, cuyas provocadoras creaciones vuelven a estar presentes en el catálogo de Espacio Mínimo. «Es duro, pero al mismo tiempo muy llamativo», observa Luis Valverde, responsable de la galería madrileña. Sin duda, es difícil no pararse ante ‘Fire red’, un óleo en el que el malagueño juega con lo explícito y lo sugerido en un enorme retrato de una pareja acompañada de pasajes del ‘Kamasutra’ bajo cortinas. Extraño, pero gusta. No en vano, la galería ha vendido ya hasta el momento dos cuadros de Bandera.

Unos metros más adelante se encuentra la obra de Alfonso Albacete, un creador nacido en Málaga y afincado en Murcia, que está siendo centro de todas las miradas en esta edición de la mano de la galería Miguel Marcos. Su sugerente serie ‘El mar de la China’ está teniendo un gran éxito entre el público, según los responsables del expositor. No es la primera vez que acude a la feria y parece que no será la última.

También se ha afianzado la pareja formada por Juana de Aizpuru y Rogelio López Cuenca. La galerista sevillana, primera directora de ARCO, vuelve a confiar en el nerjeño. No es la única muestra de López Cuenca en la feria madrileña. Además de la colaboración con Aizpuru, el autor es uno de los responsables de ‘Málaga 1937/Nunca más’, el proyecto con el que la Diputación Provincial viaja a la feria. Por si fuera poco, el artista está también presente en el estreno de la Fundación Unicaja en ARCO. Pese al ‘triplete’, López Cuenca no va a exhibirse. «Haciendo un símil con la feria de agosto, yo diría que soy un camarero. Vengo a trabajar, sin más», advierte el artista, para quien la feria es «un tapón que impide ver lo mucho que se está haciendo en el mundo del arte».

Marina Martínez.//Foto:Fotoprensa

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