El porqué de la fuga a Berlín o la ‘cara B’ de Barcelona

Barcelona se puso guapa para las Olimpiadas pero ahora está medio muerta y sus artistas huyen a Berlín, «pobre y sexy». Buscan estudios que aquí no podrían pagar y galerías que les dan oportundiades que no encontrarían en Cataluña. La galería Ysabel Pinyol expone a cuatro ‘tránsfugas’ artísticos:  Chema Alvargonzález, Bosco Sodi, Santiago Ydáñez y Antón Lamazares.

 

Nieva en Berlín. Y al andar por sus calles es más que probable cruzarse con un artista. La capital alemana es la isla creativa de Europa, con unos 25.000 artistas de todas las latitudes censados.Unos artistas que se abren paso en las 500 galerías de la ciudad, se reúnen e intercambian ideas y tienen amplios estudios donde dar rienda suelta a su creatividad. A pesar de ser una capital pobre y endeudada -trágico legado de la II Guerra Mundial-, el arte está en todas las esquinas y paredes: es una de las ciudades más graffiteadas, con cientos de muros legales (y no se tratade pintadas vandálicas, están firmadas por Bansky, Miss Van y otros cracks del aerosol). En Berlín, incluso una remota tienda de cómics tiene un espacio reservado como galería de arte. Nada que ver con el panorama artístico de Barcelona.

Cada vez más, los artistas afincados en Barcelona miran al norte y escogen Berlín como lugar para vivir y crear. La exposición Barcelona-Berlín, en la Galería Ysabel Pinyol, se hace eco de este fenómeno de transferencia artística con obras de cuatro creadores instalados en la capital alemana, aunque con un pie en Barcelona: Chema Alvargonzález, Bosco Sodi, Santiago Ydáñez y Antón Lamazares. Todos viven en el barrio de Kreuzberg (Sodi y Lamazares incluso son vecinos), se juntan en las interminables tertulias berlinesas y miden sus fuerzas en los futbolines de los bares.

«Berlín es pobre y sexy», afirma Lamazares, que lleva cinco años en la ciudad. «Es como la Nueva York de los años 50 o el París del siglo XIX», coincide Bosco Sodi. A su lado, «Barcelona está muerta, no hay intercambio de energías», en palabras de Sodi, un mexicano afincado en Cataluña desde hace ocho años (antes estuvo en París y, desde hace cuatro años, alterna con Berlín).«Aquí, el circuito artístico está completamente en decadencia, por cuestiones políticas, sociales y administrativas. Es muy grave, pero es la realidad: Barcelona es una ciudad para venir a retirarse», dice Sodi, que recuerda las reuniones de antaño en las que se juntaban 25 pintores, de los que hoy sólo quedan cuatro.

Aunque Alvargonzález y Sodi destacan la incomparable calidad de vida de Barcelona, también guardan palabras muy duras para su circuito artístico y las políticas culturales de las administraciones.«Si no tienes posibilidades económicas, Barcelona es una ciudad muy dura», lamenta Alvargonzález, que ve cómo los artistas en ciernes tienen que moverse por su cuenta y riesgo, tratando de encontrar exposiciones y, lo más complicado, un estudio donde crear. Porque el principal obstáculo de la ciudad son los espacios y sus alquileres inasequibles. A Sodi, su casa y estudio barceloneses le cuestan el «triple o el cuádruple» que en Berlín. Pero no es esa la razón por la que eligió Alemania: «Hay que estar en Berlín, simplemente», asegura.

«El Ayuntamiento de Berlín apoya a los artistas, no especula, mientras que el de Barcelona te cobra y le saca productividad a todo», se queja Alvargonzález, que no podría mantener su estudio berlinés -un antiguo edificio modernista que resistió el bombardeo aliado- en la capital catalana. En ese estudio diáfano y de techos altos construye sus cajas de luz, que se pueden ver en Ysabel Pinyol: pantallas con imágenes nebulosas que parecen irreales (a pesar de ser fotografías analógicas, eso sí, posteriormente digitalizadas, tratadas y bañadas de luz). «Todas son muy cinematográficas: la luz viene de la imagen», explica este artista multimedia.

Por su parte, Sodi presenta en la galería un adelanto de lo que será su exposición 12 cruces en el Museo Dolores Olmedo de México D. F. A Sodi le fascinan las cruces de gran formato. Después de su serie de cruces llenas de clavos hacia fuera («el martirio de Jesús fue con tres clavos hacia adentro, pero el cristianismo lleva martirizándonos 2.000 años, con 2.000 clavos hacia fuera», compara), ahora se vuelca en la investigación de la materia.Para construir las 12 cruces (una por cada apostol) echa mano de serrín, fibras de plantas o pigmentos orgánicos.

La histórica división de Berlín le ha dejado a la ciudad un «carácter clarísimo de unificación» (además de un kilómetro de muro para graffitear), opina Alvargonzález. «Si Berlín lucha por la unificación, Barcelona lo hace por la separación. La primera acoge y la segunda, con todas sus problemáticas socioculturales y lingüísticas, rechaza a muchos extranjeros», añade.

Cuando en Barcelona aún no ha muerto el día, en Berlín ya ha anochecido. «Ya es de noche, hay estrellas en el cielo y la luna está creciente», dice Lamazares al otro lado del teléfono. Cuando cuelga, continúa pintando en su estudio.

Invaliden 1 y GlogauAIR, dos sueños imposibles en Barcelona

En pleno corazón de Berlín, en Mitte, cinco artistas han montado su propia galería: Invaliden 1. Santiago Ydáñez fue uno de los impulsores de este espacio gestionado por creadores de la Península Ibérica (Sergio Belinchón, Ruí Calçada Bastos, Paul Ekaitz, Antonio Mesones), que exponen sus propias obras junto a la de jóvenes emergentes de medio mundo.

«No queríamos que se convirtiera en un guetto ibérico. Las puertas están abiertas a todo el mundo. Es una barbaridad la de artistas jóvenes que hay en esta ciudad», asegura Ydáñez, que está extenuado después de pintar un paisaje nevado (en consonancia con las calles de la ciudad) de cuatro metros. A este pintor le van los grandes formatos, como el cuadro del rostro de una virgen que presenta en la galería Ysabel Pinyol y que después viajará al Museo de Bellas Artes de Murcia.

Si Ydáñez ha montado su propia galería, Chema Alvargonzález transformó el edificio modernista de Ludwig Hoffman, donde tiene su estudio, en un espacio de residencia artística: el GlogauAIR, donde coinciden creadores de todas las latitudes. Entendido como un lugar de encuentro e intercambio de ideas, la actividad en GlogauAIR no cesa. «En Barcelona habría sido impensable montar un espacio de este tipo», explica.

Alvargonzález, que se graduó en Bellas Artes Multimedia por el Meisterschülerkurs de Berlín, critica el concepto español de universidad de Bellas Artes: «Aquí todo es muy endogámico y lo único que ofrece la carrera es la posibilidad de dar clases en un instituto. En Alemania, los que quieren ser artistas estudian en otra universidad».

www.elmundo.es/papel

Vanessa Graell.

Foto extraida de Invaliden1

Deja una respuesta