Del cuarto oscuro a la casa encendida. ( Chema Alvargonzález )
Escrito por extraido www.abc.es / RAMIRO VILLAPADIERNA
martes, 18 de abril de 2006
Alvargonzález
Entre el rebosar artístico de la IV Bienal de Berlín un
histórico edificio de Ludwig Hoffmann es nuevo polo de atracción, según
la visión transformadora del fotógrafo Chema Alvargonzález. El artista
jerezano se ha hecho con un edificio como sacado de «Sinfonía de una
gran ciudad» para ofrecer 770 metros cuadrados a artistas españoles y
de todo el mundo que busquen parada y fonda creativa en Berlín. Parada
que empieza a ser «obligada» para creadores, galeristas y comisarios,
como recientemente comentaba a ABC el conservador jefe del Thyssen,
Guillermo Solana, pues con cerca de 15.000 artistas residentes y el
viento de cara de la Bienal de Arte Contemporáneo o ferias como el
ArtForum, gran parte de la actividad artística mundial tiene aquí un
«pied de terre», en creciente competencia con Nueva York y Londres.
Alvargonzález cree en el debate artístico berlinés, una
colectividad artística en cuyo caldo «tiene más posibilidades de
emerger el proyecto individual» y así ha querido «compartir un espacio
creativo para proyectar su eco»; aunque dice no ser un mecenas reconoce
que es «el proyecto de vida». La recuperación de una vieja escuela del
legendario urbanista Hoffmann, discípulo del artífice del Berlín
neoclásico Karl Friedrich Schinkel, da título a la primera exposición
colectiva que inaugura el centro de la Glogauer Strasse: «Umwandlung:
Transformación como proceso creador», carta de presentación con ocasión
de la IV Bienal de Arte.
Narrativa neoyorquina
Cuatro artistas han alquilado ya su lugar de trabajo en el nuevo
centro y en la exposición iniciática puede verse obra del valenciano
Sergio Belinchón, el granadino Santiago Ydáñez, el cántabro Antonio
Mesones, el barcelonés Paul Ekaitz, el propio Alvargónzalez y la
navarra Patricia Sevilla Ciordia, ésta con una despedida desazonada del
viejo Palacio del Pueblo de Berlín Este. Junto a ellos, fotos, vídeo,
pintura e instalaciones de Thomas Engelbert y Carlos Schwartz, la
artista polaca Anna Konik, la búlgara Mariana Vasileva, el iraquí Al
Fadhil, los portugueses Nuno Cera y Rui Calcada Bastos -que expone
estos días en el Círculo de Bellas Artes de Madrid-, los alemanes
Andrea Stappert y Lucy Powell, o la noruega Trine Lise Nedreaas.
Los 16 artistas, vecinos y usuarios de esta capital viven y crean
confrontados a su movida metamorfosis ciudadana y artística, a la que
aplican una narrativa visual propia y alternativa, íntima, irónica o de
supervivencia, con el fin de «alterar los hábitos receptivos» del
atribulado «voyeur» contemporáneo. Ello se pone ahora en relación con
la transformación del propio espacio expositivo de Alvargonzález, un
raro experimento reminiscente de la experiencia neoyorquina de los años
70.
Durante la inauguración, los creadores reconocían que lo que hace
de Berlín un imán, que ve desembarcar hoy a artistas de Londres y Nueva
York, es el espacio libre y los precios, la posibilidad de becas y un
ambiente creativo desenfadado y sin pretensiones, ajeno al estrés de
otras capitales. El problema correspondiente hasta ahora era la falta
de dinero coleccionista y las galerías abrían y cerraban con cadente
regularidad, lo que ha empezado a cambiar, aunque algunos galeristas
creen que a Berlín le falta aún mucho para medirse con las grandes
capitales por su modestia económica.
El proyecto de Alvargonzález no tiene otro claro presupuesto que
«la pasión de cada uno de los artistas» y «la necesidad de debatir una
vivencia artística» berlinesa, pero agradece el que llama atípico y
«convencido apoyo» de la Consejería de Cultura de la embajada de
España. La gestora del proyecto, Erika Babatz, aclara que «promovemos
el que los artistas se hagan con una beca que les permita hacer frente
a una etapa creativa entre nosotros». El Berliner Zeitung titula «De
guardería a casa del arte», en referencia a los últimos destinos de una
construcción que quedó definitivamente terciada por las bombas de la
guerra, y el responsable de la concesión en el ayuntamiento de la
capital, Holger Lippmann, dice que en el concurso público «ha sido
determinante el que los compradores tuvieran un proyecto que pudiera
dar de inmediato una nueva vida a esta histórica villa».
TEXTO: RAMIRO VILLAPADIERNA · CORRESPONSAL. Foto: Chris de Lutz