Ortega-Regalado: «En el Guernica, la pintura es el pasaporte a un mundo pacífico»

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Felipe Ortega-Regalado, comisario de la seguda edición de la exposición «Guernica, 25 años después» que se expone hasta el 8 de diciembre en la galería Imagoforum.com (C/ Pasaje Mallol, 10), desgrana algunas claves de la muestra, que parte del veinticinco aniversario de la llegada del Guernica de Picasso a España, una obra de arte que va más allá de la denuncia.

«Picasso tatúa en la misma epidermis de la pintura universal el concepto de dolor que supone lo bélico y lo destructivo. Su intención fue más allá de lo meramente pictórico ya que, de alguna manera, lo que organizó fue tan similar a una acción o happening en donde el objeto artístico, en este caso la pintura, es convertida en pasaporte hacia un mundo pacífico. Picasso concluye con un deseo y éste no es otro que el Guernica no pise España hasta que la democracia esté instaurada. La obra denuncia describiendo en un lenguaje pictórico absolutamente magistral, los horrores de la guerra, pero: ¿qué consiguió Picasso sino recordar a los que sufren o han sufrido las tropelías? Yo considero que para los poderosos el Guernica es invisible, no existe. No hay Guernica, ese es el horror», señala Ortega-Regalado.

Concebida como un proyecto expositivo bicéfalo, «Guernica, 25 años después» ha contado con dos ediciones comisariadas por sendos creadores y la participación de cincuenta artistas que han producido sus obras ex profeso con el fin de «valorar a esta obra maestra desde dos ángulos diferentes según las experiencias de los artistas».

Para ello, se tomó en cuenta a dos generaciones distintas: «Una que vivió la transición socio-política del país y otra que ya nació en democracia», explica Ortega-Regalado. Así, la primera parte de esta exposición, comisariada por Javier Parrilla, tuvo lugar el mes pasado en la misma sala y contó con obras de pequeño formato de Juan F. Lacomba, Concha Ybarra, Alberto Donaire y Pedro Simón, entre otros.

Ahora, afirma Felipe Ortega-Regalado, llega el turno de «una serie de valores y promesas del panorama artístico andaluz como: Miki Leal, María José Gallardo, Ramón David Morales, J. M. Pereñíguez, Matías Sánchez, Cristina Lama, Rorro Berjano, Montse Caraballo, Marcos Bontempo, Javier Martín, Eduardo Dantas, Miguel Cabeza, Pedro Delgado, Eugenio Heredia, Miguel Soler, Javier Parrilla, Javier León, Ming Yi Chou, Antonio Godoy, Aurora Perea, Antonio Melo, Cristina Galeote, José Vicente Losada David López Panea, Rubén Guerrero», así como el propio Felipe Ortega Regalado, quien se vuelve a poner en la piel de curador, tras comisariar muestras como «Visionarios», en la Sala Santa Inés.

«En esta exposición he disfrutado mucho porque he visto claramente la gran diversidad y el eclecticismo del que somos partícipes dentro de mi generación. La calidad de todos los trabajos, tanto en técnica como en representación, me ha sorprendido gratamente. Digamos que mi tarea en esta actividad se ha reducido a formar un conjunto de artistas que yo admiro», confiesa el pintor.

Una generación ecléctica que abandera la individualidad y la independencia sin aislarse del contexto en el que viven: «Todo aquello que nos roza es bien asumido y representado, no puede ser de otra forma. Nuestros valores, nuestras peculiaridades son aún ilegibles pero no por ello inexistentes. Me arriesgaría a decir que los valores que compartimos no son formales o estilísticos sino experienciales. Podemos sentir que la diversidad y mestizaje de cada uno de nosotros, nos hace ser grupo, un grupo de límites porosos, permeables o de líneas discontinuas en donde entrar y salir es admitido sin remilgos», asegura el creador extremeño.

 

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