Precursor de la abstracción. Perez Aguilera

Miguel Pérez Aguilera, pintor y precursor del arte abstracto.

Acercó a sus alumnos sevillanos el arte contemporáneo y estimuló su creatividad.
 

Miguel Pérez Aguilera, pintor y precursor del arte abstracto, conoció el olor a sopa y metal de la posguerra, el agobio provinciano, el vértigo de las vanguardias y la nueva expresividad, el aplauso de la libertad. En su obra, viajó desde los estatutos de lo figurativo a la abstracción, que descubrió en 1953 en el trascendental Curso Internacional de Arte Abstracto celebrado en Santander, junto a escritores como Ricardo Gullón o Eduardo Westerdahl, y artistas como Angel Ferrant o Matías Goeritz.
En una corriente u otra, la obra de Pérez Aguilera es radical por su riquísimo colorido, originalísima por la solidez y la elegancia de su lenguaje expresivo y, sobre todo, absolutamente andaluza. Pero, con todo, su gran aportación a la pintura contemporánea es haberla rescatado de la nada absoluta a la que, tras la desaparición de las vanguardias, había sido conducida por el mercantilismo, devolviéndole paso a paso, los valores que hacen de la pintura un arte, y de cada cuadro un acto único e irrepetible.

En su extensa biografía se suceden las anécdotas que ejemplifican su coherencia vital y artística, su radical compromiso creativo.En 1942 culminó sus estudios de Bellas Artes con matrícula de honor en todas las asignaturas, salvo en Dibujo de Estatuas, en la que recibió la calificación de sobresaliente. El profesor de esa asignatura justificó, ante la vigorosa interpretación de aquella figura, que en España no se había ganado una guerra para hacer luego un arte anarquista.

Pérez Aguilera emprende en 1946 una andadura docente y artística al hacerse cargo de la Cátedra de Dibujo al natural de la Escuela Superior de Bellas Artes, que determina el devenir posterior de la escuela pictórica sevillana. El pintor, inconformista y moderno, innova las adocenadas metodologías existentes, acerca a sus clases el todavía perseguido arte contemporáneo y estimula la libre creatividad de sus alumnos. Pero la coherencia le costó el olvido a Miguel Pérez Aguilera, profesor emérito de la Facultad de Bellas Artes y medalla de oro de la Academia de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, tal como se destacó en la exposición antológica Toda una vida, celebrada en Dos Hermanas en 1999. «Cuando su carrera de pintor era más que prometedora -cuenta Federico Ortés-, decide romper con esa primera etapa figurativa y renunciar al lugar y los logros conseguidos en busca de una pintura coherente con su ideología. Y ahí comienza su marginación». Y el olvido…

Miguel Pérez Aguilera, pintor, nació en Linares (Jaén) en febrero de 1915 y falleció ayer en Sevilla.

JOSE MARIA RONDON

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