Cajasol: dos colecciones de arte en una

Cajasol

Hay dos personas claves sobre las que se cimenta la colección de Cajasol, un maremágnum de más de 5.000 títulos que proceden de dos colecciones de origen, criterios y contextos muy diversos: los fondos de las antiguas Caja San Fernando y Caja de Ahorros El Monte. Son los desaparecidos Paco Molina y Manuel Rodríguez Buzón. El primero de ellos, pintor y convulso agitador cultural -que dirigió las actividades culturales de la Fundación El Monte hasta su temprana muerte-; y el segundo, director de la Obra Social de la Caja San Fernando desde 1973, además de director de la Casa Murillo y del Museo de Arte Contemporáneo de esta ciudad, y delegado provincial de Cultura con UCD.

Era la Sevilla inquieta de los años 70, con un sistema bancario capaz de impulsar el incipiente mercado artístico y el valor de poner sus futuras colecciones en manos de estas dos mentes inquietas y transgresoras. A partir de aquí, pocas similitudes: mientras que los fondos artísticos de El Monte tienen un carácter más historicista, los de la Caja San Fernando se han preocupado, hasta su fusión, por la plástica andaluza contemporánea.

A saber: la antigua caja de ahorros El Monte reunió una valiosísima colección de tapices, un nutrido número de piezas -aunque no de primer nivel- de la época dorada de la pintura en Sevilla: el Barroco, con varios murillos e importantes alonsocanos. No obstante, el mayor número de obras procede de las escuelas costumbristas y regionalistas del XIX -con Sánchez Perrier, Gonzalo Bilbao…- para finalizar por una heterogénea colección contemporánea con piezas adquiridas en los últimos años por el director de Espacio Escala, Paco Pérez Valencia. Asimismo, posee la colección y el archivo particular de Paco Molina, que adquirió la caja tras su muerte.

La colección de la antigua Caja San Fernando, por su parte, se ha ido engrosando a lo largo de todos estos años con las obras ganadoras de su certamen anual de artes plásticas, así como con la compra de colecciones completas. La última fue la del veterano pintor de Castilleja de la Cuesta Ignacio Tovar (que cedió más de treinta trabajos de diferentes etapas creativas), que se sumó a las de Joaquín Sáenz y Teresa Duclós, entre otros.

A partir de aquí, destacan algunas colecciones fotográficas (como las de personajes claves en el flamenco que ahora mismo puede contemplarse en San José de Costa Rica), de vídeos e instalaciones sobre las que el recién nombrado jefe del servicio de Artes Plásticas y Colección, el experimentado Francisco del Río, tendrá que hacer un profundo trabajo de unificación y revisión.

Amalia Bulnes, Sevilla

 

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