Cristina Martín Lara, artista: «No quiero que el espectador se entere de todo»

El miércoles por la mañana, Cristina Martín Lara está «muy nerviosa». Se le ha juntado el lío de una mudanza con los preparativos de un viaje. El lunes (hoy) sale para China. Estará allí tres semanas. Irá «armada hasta los dientes» de cámaras y sensaciones. Al mismo tiempo, trabaja en el proyecto que presentará en PhotoEspaña este verano. Habla por teléfono desde su residencia berlinesa y su voz suena amable y cercana. Duda al responder cada pregunta, pero habla con la libertad de quien sabe a dónde va y no se para en aprender el camino que le llevará hasta allí.

¿Cómo surge ‘Landpartie’?

En este proyecto llevo trabajando casi dos años. Si se observa un recorrido en mi trabajo, uno de los puntos que se repite es que yo uso la información de una manera fragmentada a modo de puzzle y es el espectador el que tiene que rellenar los huecos de información que faltan desde su propia experiencia. En cuanto a este proyecto, se titula ‘Landpartie’ que significa ‘una partida hacia algún lugar fuera de la ciudad’, es una salida de donde tú te encuentras hacia ‘x’. Voy a presentar este proyecto a modo de rompecabezas para que el espectador se sitúe ante esos fragmentos y sólo será posible llegar a ese lugar del que hablo a través del encaje que haga cada persona.

¿Y ese lugar será el mismo para todo el mundo o cada espectador llegará a uno distinto?

Cada uno llegará a un fin totalmente diferente, porque cada uno lo va a reinterpretar de una manera particular.

Esa idea de partida ya estaba presente en ‘Si yo supiera a qué se debe…’

Puede ser. Cuando tienes algo ante tus ojos ves lo que está pasando en ese momento, pero no tienes ni el antes ni el después. Estás contemplando lo que tienes delante, pero el patrón de lo que ha pasado o puede pasar está en tu mente y la memoria es la que luego hace ese encaje. El fotograma o el vídeo presentan una imagen que no tiene ni el antes ni el después y tienes que reconstruirlo tú. Cada uno va a llegar a donde sienta. Me gusta dejar mi trabajo abierto a la interpretación de cada uno.

Hace seis años que reside en Alemania, ¿ha cambiado eso su mirada artística?

Claro que sí. Vuelvo a lo mismo. Yo parto de mi propia experiencia y aquí he tenido unas vivencias que si viviera en España, en China o en otra parte serían totalmente diferentes. Claro que me influye. El trabajo parte de ahí y mi proyecto actual guarda una serie de aspectos que me influyen y me atañen. En el proyecto anterior ya hablaba de ese azoramiento, de ese aislamiento, de esa incomunicación que de alguna forma sigue presente en este trabajo.

A ese aislamiento parece unirse en su obra cierta carga melancólica.

No te digo que no (risas). Cualquiera puede verlo.

Del vídeo a la foto

También combina la fotografía con el vídeo o la instalación.

Es una manera de trabajar que sigo manteniendo. Si se hace un recorrido en mi trabajo se puede ver que he hecho instalaciones, fotografías y vídeo. De una instalación hice una interpretación que desembocó en una foto. No uso la fotografía como un objeto donde simplemente lo ves como un algo en la pared, sino que para mí es fundamental la participación del espectador. Hago una reinterpretación de esa instalación para que el espectador se involucre en la instantánea. Luego me planteé por qué no utilizar el vídeo a modo de fotografía, siempre con una imagen fija, con el trípode y tratar el vídeo a modo de foto de manera que pasase algo delante del objetivo sin contar el antes ni el después, simplemente una imagen, pero en movimiento.

Entonces parece cómoda ante la libre interpretación que cada espectador haga de su trabajo.

A mí eso me encanta. Si eso no pasa, para mí estaría muerta la obra. Es súper interesante. Hay que tener en cuenta que yo parto de experiencias personales y las interpreto de una manera, igual que tú interpretas las tuyas, pero tú puedes ver las mías de una forma diferente a mí como espectador. No te voy a contar mi vida. Estoy reinterpretando mi vida, pero no te la voy a contar, no te voy a abrir mi corazón para que te quede claro lo que quiero decir. Sería absurdo, sería contar mi vida a todo el mundo. Lo que me pasa, lo reinterpreto desde mi punto de vista artístico donde el espectador no puede verlo de una manera clara. También creo que es el encanto que puede tener mi trabajo. El espectador no puede enterarse de todo. No puedo contarlo todo, lo cuento, pero de una manera que cada cual luego lo interpreta según su propia experiencia.

A.J. López

WWW.SUR.ES

Deja una respuesta