Entrevista a Juan Francisco Casas – Revista Claves de Arte –

Juan Francisco Casas (Jaén, 1976), artista de la Galería Fernando Pradilla en Madrid y de la Galería Sandunga en Granada, nos habla en profundidad sobre su trabajo.

 

RCA: ¿Las fotografías de las que saca sus obras son fotografías personales o recoge fotografías de otros lugares?

JFC: Siempre personales, considero el componente autobiográfico una parte importante de mi trabajo.

RCA: ¿Qué le aporta el bolígrafo como técnica que no consiga con otra? ¿Cuál es la necesidad que le impulsa a usar esa técnica en lugar de otra?

JFC: Son circunstancias meramente conceptuales: el uso del bolígrafo es algo completamente pertinente al discurso de la obra. Es una herramienta completamente ajena a los procedimientos artísticos y que nos remite al mundo juvenil del que la obra en su totalidad participa. Intento así que exista una sintonía entre el mensaje y el medio empleado que hace emerger una sugerente carga connotativa. Es por esto, también, por lo que es siempre azul, color que indudablemente asociamos al bolígrafo y a la escritura.

Las obras juegan con la idea de la técnica y el virtuosismo academicista, resultando la obra paradójica y contradictoria a varios niveles: en primer lugar, por el acabado fotográfico (por estos medios tan poco comunes en este contexto, pero tan habituales en la vida diaria y por la imagen en sí, tan evidentemente azul, subrayando el medio) y en segundo lugar, también resulta paradójica conceptualmente (tan cotidiana y banal, pero técnicamente tan cuidada y meticulosa).

RCA: Le da gran importancia a los títulos de tus obras, que a menudo aportan una clave interpretativa, ¿desea que el espectador llegue a captar el mismo significado que tiene la obra para usted o prefiere que imagine otras posibilidades sugeridas a través del título?

JFC: En realidad muchas veces crean más confusión que otra cosa, por esto mismo se escriben sin separación entre las palabras, es una manera de subrayar la confusión que en ocasiones también crea la imagen en sí.

RCA: A menudo y desde el comienzo de su trayectoria artística vemos representaciones profundamente sexualizadas de mujeres jóvenes en sus obras ¿Cuál es el poder de atracción de esa figura dentro de su universo artístico?

JFC: Me interesa la idea de representación pictórica tradicional de la mujer, el contraste que supone la nueva imagen de la mujer desde el punto de vista del hombre y cómo, a lo largo de la historia del arte, el sentido de ser de la mujer en su representación artística es suplantado por el hecho de ser apreciada como tal por otro.

Evidentemente, las convenciones que han dado lugar a estos esquemas representativos no están superadas, aunque sí están siendo quizá replanteadas. Hasta hace relativamente poco, nacer mujer ha sido nacer para vivir en un espacio, bajo unos comportamientos y una imagen asignados por el hombre y por ello las representaciones pictóricas de éstas también estaban codificadas y planteadas según dichos parámetros.

Así, en las obras de arte tradicionalmente el papel de los hombres era muy diferente al de las mujeres, así como su fin. Mientras que en la representación del hombre se plasma la imagen que éste quiere trasmitir, la representación de la mujer es la imagen que el hombre quiere que ésta tenga. Es una imagen subordinada: en palabras de John Berger, en las obras “los hombres actúan, las mujeres aparecen”. La imagen de la mujer ha sido continuamente examinada desde fuera. Su propio sentido de ser ella misma ha sido suplantado por el sentido de ser apreciada como mujer por otro.

RCA: ¿Entonces qué papel tienen las mujeres en sus obras?

JFC:Las mujeres en mis obras no sólo actúan, sino que además actúan como ellas quieren, es decir, los parámetros de la representación de su imagen son establecidos completamente por ellas como definición de su propia identidad y en relación a ser presentadas dentro de una obra de arte. También tiene mucho que ver lo que suponen dentro de mis propias circunstancias biográficas.

En muchas ocasiones, como parte de mi proceso, es la propia modelo la que elige cómo quiere ser representada e, incluso, la imagen final.
De cualquier modo, cuando la obra se circunscribe dentro de unos parámetros marcadamente autobiográficos, de manera inevitable, surge el sexo como parte importante de las relaciones. Quizás me interesan más estas relaciones que el propio sexo, a pesar de que éstas se manifiesten a través de él.

RCA: ¿Cree que aún existe la transgresión o incluso la mera perturbación a través de la sexualidad? ¿Nota en el público que la sexualidad evidente aún choca?

JFC: Existe sin duda, pero no es esto lo que busco en principio, aunque resulte un efecto colateral de mi obra. Recuerdo que en la Bienal de Praga en la que participé había un cuadro realista de gran formato de dos soldados nazis practicando sexo anal. En ese caso era evidente lo que se buscaba. En mi caso son escenas, creo que bastante cotidianas, y en estos casos lo interesante es cómo funcionan éstas en el transvase del ámbito privado al ámbito público.

RCA: Díganos tres o cuatro conceptos a los que tengamos que atender al contemplar una de sus obras.

JFC: Es muy complicado resumirlo todo, especialmente para uno mismo, pues por la misma cercanía y falta de perspectiva cuesta ser consciente de todas las referencias.

Me interesa el contraste entre la ortodoxia académica, que sólo existe en su carga mimética, y el uso de medios como el bolígrafo; la elección de temas carentes de la menor trascendencia, entendida en términos convencionales; la imposibilidad de extrapolar ciertos conceptos desde la esfera de lo real a la esfera de lo artístico: lo banal se convierte en trascendente dentro del espacio pintado; el "hedonismo doméstico" ; la ironía de la labor artística; los momentos puntuales, de manera separada e independiente del contexto en el que se produjeron; el retrato entendido como un soporte y un medio, pero no un fin. Las caras y los cuerpos de otras personas como medios para contar mi propia vida…

RCA: ¿De donde viene su gusto por lo cutre, en el sentido de doméstico, de casero?

JFC: Viene de la vida misma. Siempre me interesó la estética de las imágenes que todos tomamos de casa, de nuestra vida, precisamente por esta falta de estética, de pretensiones, por la rapidez e inmediatez y por lo que tiene de real y de vivo, por lo que tiene de deseo de congelar para siempre un momento de felicidad, de tenerlo y detenerlo para siempre. Un fracaso irónico, pues ese momento siempre pertenecerá al pasado.

RCA: ¿Cuál intuye que será su evolución técnica más a corto plazo? ¿Se aburre del bolígrafo? ¿Quizá una vuelta absoluta al óleo? ¿Se plantea introducir alguna técnica nueva, que pueda mezclarse con las que trabaja habitualmente?

JFC: El óleo siempre ha estado ahí. Desde luego que seguiré en ello, aunque me siento muy cómodo con el dibujo y el bolígrafo ciertamente cumple con mis objetivos discursivos a la perfección. Sin embargo, uno siempre experimenta con diferentes cosas y nunca sabe donde llegará. El camino esta siempre por andar.

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