ARCO: la caza del punto rojo. Artistas Malagueños

ARCO'07

Los artistas malagueños despiertan el interés de los coleccionistas que acuden a la cita madrileña, que ayer abrió sus puertas en medio de la euforia de los compradores

Casi todos los coleccionistas admiten que la fascinación por una obra de arte tiene algo de enamoramiento, que las negociaciones para hacerse con ella recuerdan a un juego de seducción y que la posesión final esconde un regusto casi casi sexual. ARCO es como una gran cita a ciegas y aquí, para alcanzar el clímax no hay que buscar el punto “g”, sino el punto rojo que anuncia que una pieza ya está vendida.

A Emilio Almagro ni siquiera le ha dado tiempo de sacar las obras de las cajas para colocar los primeros puntos rojos en el expositor de su galería. Una impactante fotografía firmada por el malagueño Carlos Aires ha encontrado comprador incluso antes de colgarse. «Se trata de un retrato de un “niño lobo” mexicano, un chico de diez años que ha heredado de su padre una enfermedad que le cubre casi todo el cuerpo de pelo», explicaba ayer el responsable Sandunga.

El espacio granadino muestra otra fotografía de Aires. Sobre fondo negro, un travesti que trabaja como vedette del “Moulin Rouge” de Bruselas despliega ante la cámara todo su encanto decadente. Son dos imágenes de gran formato realizadas este mismo año por el creador rondeño que sirven de escaparate para la sala granadina y que han despertado el interés de numerosos compradores.

Lo mismo sucede con las creaciones de Simón Zabell que también se exponen en Sandunga. «Las obras de las series “La jaolusie” y “1981” están teniendo una acogida espectacular. No hay duda de que Zabell se ha convertido en uno de los jóvenes creadores españoles más interesantes para los coleccionistas, tanto las instituciones públicas como los compradores privados», sentenciaba Almagro. No en vano, un par de horas después de la apertura de la feria, junto a “1981” ya se podía ver otro punto rojo.

Así, los artistas malagueños se sitúan en la punta de lanza de un mercado boyante que ayer vivió su particular puesta de largo. La inauguración oficial por parte de los Reyes sirvió para levantar el telón de un evento por el que el año pasado desfilaron más de 200.000 personas y que este año espera batir nuevas marcas de ventas y visitantes.

En su edición número 26, la feria madrileña reúne 270 galerías procedentes de 29 países diferentes. Además, la nueva dirección comandada por Lourdes Fernández -que ha sustituye a Rosina Gómez Baeza- ha querido renovar el panorama y para ello ha dado la alternativa a 49 espacios que se estrenan en la muestra.

Con la ilusión del debutante se ha presentado también la joven malagueña Noelia García Bandera. El galerista Alfredo Viñas la ha incluido en su catálogo de este año y los compradores han saludado con entusiasmo el último fichaje de esta sala: en la jornada inaugural de ayer se vendieron dos piezas de esta artista, que centra su trabajo en la mujer.

La única galería privada de la provincia que acude a la feria mantuvo el buen ritmo de ventas que presentó en la jornada del miércoles, dedicada a los grandes coleccionistas públicos y privados. En aquella ocasión, la Fundación Coca-Cola se hizo con dos fotografías de Rafael Agredano tituladas “Escena pastoral del sur galante”.

El tiempo y la ironía. El expositor de Alfredo Viñas muestra además las últimas creaciones de Chema Lumbreras: una versión de “Desayuno en la hierba” de Manet y varias esculturas que se mantienen en la senda del lenguaje entre irónico y onírico del artista malagueño.

La revisión del pasado, del concepto del tiempo, constituye también uno de los ejes de la producción de Nono Bandera, que repite en el expositor de la sala madrileña Espacio Mínimo. Bandera muestra “Mundo viejuno”, un retrato aristocrático fechado en 1944 sobre el que ha intervenido el creador malagueño para convertir al noble protagonista «en un hombre diseccionado por su propio pasado al que vuelve su mirada para revivir los mejores momentos de su vida», tal y como explicaba ayer Luis Valverde, portavoz de la galería.

«La obra de Nono Bandera siempre despierta el interés de los compradores. Ya hemos vendido “Ousler”s Alien Invasion” y varios coleccionistas han preguntado por obras de su serie “La historia se confiesa” que presentó a finales de 2004 en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga», proseguía Valverde.

Fiel a su cita con ARCO también se ha mantenido este año Enrique Brinkmann, presente en la feria madrileña desde su primera edición. La sala barcelonesa Joan Gaspar expone varias mallas metálicas del malagueño, que ha convertido esta técnica en una de sus señas de identidad. Piezas de mediano formato como “Observadores descalificados” o “Tres horizontales” comparten protagonismo con “Franja de tres observadores”, que ocupa uno de los espacios de privilegio del expositor de Joan Gaspar.

Todas las creaciones de Brinkmann presentes en ARCO están fechadas el año pasado, lo que demuestra para los responsables de la galería la «extraordinaria vitalidad creadora» del veterano artista malagueño.

Iconos de la modernidad. Muy cerca de donde se exponen las mallas de Brinkmann, los visitantes a la feria de arte contemporáneo de Madrid pueden encontrar la pieza “El pueblo en fiestas”. Se trata de un cartón y óleo sobre tela que muestra la galería Marlboroug. La firma otro malagueño: Daniel Quintero, que desde hace años forma parte de la nómina de artistas que exponen en esta prestigiosa sala. Quintero comparte espacio con Francis Bacon, Juan Genovés, Luis Gordillo o, sin ir más lejos en el lugar de nacimiento, Pablo Ruiz Picasso, icono eterno de la modernidad también en la cita madrileña.

A medida que avanzaba la jornada crecía la animación en los pabellones 7 y 9 de Ifema. Artistas, galeristas, coleccionistas, políticos, grupos de turistas de procedencia diversa y visitantes anónimos se confundían con las últimas tendencias del arte contemporáneo de todo el mundo. ARCO se inauguraba ayer en medio de la euforia de un sector que promete seguir boyante y los pasillos de la feria eran ayer una demostración palpable de la buena salud de este negocio.

Precisamente, el importante carácter mercantil de la feria es uno de los rasgos con los que menos se identifica el artista malagueño Rogelio López Cuenca. El de Nerja se mantiene uno de los habituales en el catálogo de la galería de Juana de Aizpuru. Sin embargo, los visitantes que ayer se acercaron al expositor de la sala de Madrid no vieron ninguna de sus piezas. “Gourmet” y “Manteau” se colgarán el fin de semana, según adelantó ayer la propia Juana de Aizpuru. López Cuenca es muy crítico con este tipo de eventos; sin embargo, estar en ARCO tiene su punto. Un punto rojo, por supuesto.

AntonioJavier López

16 febrero 2007 | Diario SUR

www.malaga2016.es

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