Arco 2013 abre sus puertas a los coleccionistas (y sus peligros) |
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Escrito por extraido El País
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jueves, 14 de febrero de 2013 |
 Arco 2013
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El sistema del arte español gira últimamente en torno a un astro
omnipotente llamado El Coleccionista. Todas las esperanzas de
supervivencia de la vida en la tierra de la creación contemporánea
parecen pasar por el estado de ánimo comprador de estos entes, que ayer
se paseaban con aire ausente por Arco, feria de madrileña de arte
contemporáneo que hoy abre sus puertas a profesionales, mañana recibe la
visita inaugural de los Príncipes de Asturias y el viernes permitirá la
entrada del público general.
Al coleccionista se le mima, se le ofrecen
exposiciones en museos y fundaciones privadas (Reina Sofía y Patricia
Phelps de Cisneros; Fundación Banco Santander y la Cranford Collection) y
se reconoce su labor con galardones como los entregados esta mañana en
la zona VIP de la cita.
Los Premios A al Coleccionismo han distinguido este año a la
Fundación Mapfre (Coleccionismo Institucional), a la colección D Pictura
(Privado) y a Bilge y Haro Cumbussyan (Inicativa al Coleccionismo).
“¿Puede haber algo mejor en la vida que coleccionar arte?”, se preguntó
Pablo Jiménez Burillo, de Mapfre, sin esperar una respuesta.
A juzgar por el lánguido deambular de los compradores entre los
estands de Arco, parecería que no, que no debe de haber demasiadas cosas
mejores o al menos más llevaderas. Este año, los responsables de la
cita aseguran haber invitado a 250 coleccionistas, aunque en algunas de
las galerías madrileñas más importantes se lamentaron de que entre ellos
no se encuentran muchos “de primera fila”. Sí se vio, por ejemplo, a
Pilar Citoler o a María de Corral, asesora de la Fundación Arte
Contemporáneo, a cuyo empeño se dedica una muestra estos días en la
Academia de Bellas Artes de San Fernando. O a Manuel Borja-Villel, que
cuenta con un presupuesto de 300.000 euros para gastar aquí. Y también,
claro al matrimonio formado por Elena y Norma Foster, que doblan como
galeristas de Ivorypress.
El último ha presenciado el suceso más reseñable de la mañana
inaugural cuando un visitante ha tropezado en la galería Max Estrella
con una obra de 2012 de Bernardí Roig, titulada Practices to suck the world
y valorada en 58.000 euros. Galerista (Alberto de Juan) y artista han
confirmado este extremo y también que un restaurador estaba de camino
para arreglar el daño hecho (nada demasiado grave; unos cortes en las
extremidades de la escultura) para poder así seguir ofreciendo la pieza,
que ha sido retirada.
Ángeles García /
Iker Seisdedos
El País/Edición digital
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