El animal racional · Montse Caraballo

Montse Caraballo. Tinta sobre ppapel, 2009. (Fragmento)

Bajo el título "El animal racional" Montse Caraballo (Sevilla 1977) presenta su primera individual en Madrid de mano de la galería rita castellote. El protagonismo en sus obras recae sobre la figura del "animal" y las relaciones convergentes en la convivencia con lo humano. La exposición se inaugura el próximo 7 de mayo y permanecerá abierta hasta el 20 de Junio de 2009.

 

Montse Caraballo, el dibujo y la metafora · por Juan ramón Barbancho 

En la obra de Montse Caraballo hay dos elementos que destacan y merecen nuestra atención: por una parte lo representado y por otra la forma de representación. En cuanto a lo primero a menudo son personajes de su entorno más cercano, personajes familiares (personas o animales), lo que da a su trabajo un carácter personal, íntimo, que nos transporta, también por la forma y el entorno en el que los plasma, a un mundo feliz, un mundo de fantasía, aunque en algunos no están faltos de crítica, como en la serie en la que se recrea en las andanzas y desventuras de una pareja de novios. Contigo pan y cebolla recurre al famoso refrán, pero quizá para adentrarse en su engaño.
En la serie que presenta en Rita Castellote bajo el título El animal irracional los personajes son fundamentalmente animales, solos o en compañía de “personas humanas”, pero son ellos, los animales, los protagonistas.
Hay una fuerte relación entre el hombre y el animal, ya sea porque éste es fuente de alimentación o por que durante siglos fue fuerza tractora, imprescindible tanto para el trabajo como para el transporte. El animal siempre ha acompañado al hombre, en asuntos de placer y exhibición, como para sus guerras y así se representó muchas veces, como digo en la pintura y en la escultura, especialmente la conmemorativa. Basta recordar el Marco Aurelio romano, a Carlo Magno o las grandes esculturas públicas que exaltaban el poder del rey o del gobernante, pero siempre al lado del personaje, casi nunca como protagonistas de la obra. En el caso de la artista que nos ocupa es justamente al contrario, para Caraballo son ellos los que ocupan la obra de una manera absoluta y si aparece alguna vez el hombre junto a ellos es precisamente para reforzar su protagonismo.  

Como decía, en la Historia del Arte siempre van acompañando a sus dueños, atentos a sus movimientos, como el mastín inigualable de las Meninas, un punto más de observación al espectador en esta obra donde todo nos observa. El perro de la Infanta no es, como nada en ese cuadro, un elemento de relleno. Ciertamente, desde un punto de vista formal, equilibra la composición y cierra el semicírculo de la escena que, en el ángulo opuesto, cierra el lienzo. Pero en cuanto a su relación con el conjunto, ocupa un lugar primordial, es parte de lo representado como lo son las meninas, el ama o el bufón. Mira al objeto del supuesto cuadro, los reyes, con la misma intensidad que el resto. Esto lo hace, también a él, protagonista de la obra. No es la única vez que Velázquez concede esta importancia un animal, en la Rendición de Breda, obra que narra un acontecimiento de suma importancia para la España del momento, el primer plano lo ocupan los cuartos traseros de un hermoso caballo.

Los animales en la pintura han aparecido como ellos mismos o como metáfora de otros asuntos, como imagen de la opulencia en los bodegones barrocos, como protagonistas de los hechos de los hombres, como en el Guernica, hechos perversos en este caso, o como parte de un mundo onírico, fantástico y surreal en el caso de Dalí, Miró, Rousseau o Franz Marc, o para caricaturizar al hombre, como en el cura con boca de cerdo de El Bosco. También como pobreza y desolación en obras de la etapa azul de Picasso.

En el caso de Montse Caraballo, en su obra han aparecido muchas veces, también Santo, su perro, en Del amor y mi educación (Santo) o En el país de los perros Santo en el rey y otros.
Su manera de trabajar, de construir la obra, parte del dibujo, de hecho su pintura es fundamentalmente esto, que no es poco. Es en ella un gesto natural que se adivina fácilmente al ver su obra, los trazos, la forma de situar las figura y otros elementos en el plano del cuadro… todo nos remite al dibujo. Ella misma comenta que el óleo fue “una técnica para desarrollar el dibujo”.

Si en el dibujo de Montse, como en el de otros muchos artistas, encontramos lo más genuino de su obra, las líneas preparatorias, los primeros y más personales esbozos, es cierto que el óleo da otras posibilidades de desarrollo del tema, las gamas de color, las veladuras… contribuyen a crear en las obra más matices y detalles, aunque para ella, pintar es como dibujar y, de hecho, en su obra se nota.

En cuanto a la forma de representación da un tratamiento especial a estas imágenes. Ella utiliza las posibilidades de la metáfora para construir los cuadros, para elaborar su mensaje, para centrar o desviar la atención sobre un hecho representativo en especial, define o  sobre-dimensiona estas imágenes.  

Wollheim, uno de los teóricos que más ha reflexionado sobre la metáfora, habla de ésta como una forma de “poner bajo una nueva luz el objeto metaforizado”, que es precisamente lo que hace Caraballo al retratar a estos animales, solos o en compañía de hombres o niños, a veces presentando una maridaje casi imposible entre un niño y una serpiente. Además, y continuando con el pensamiento de Wollheim, ella define e identifica la figura abstrayéndose del fondo. Para delimitar el mensaje de la metáfora tenemos que aislarla precisamente de ese fondo y en la obra de esta artista éste, en muchas ocasiones, simplemente no existe. Aunque bien es cierto que sus cuadros no carecen de este fondo, que centra y delimita la escena.

Esa metáfora, que no es sino un intento, también literario, de hacer ver una cosa en términos de otra, es lo que construye la narración de la obra que presenta en la exposición de Madrid. La metáfora como recurso busca forzar una determinada lectura de lo re-presentado, pero no una lectura forzada en el sentido de que se impone inevitablemente al lector –o al que ve la obra- sino en el sentido que nos puede dar pistas, por un momento, para sacar nuevas lecturas o conclusiones de lo que estamos viendo. Pensamos que estamos simplemente ante cuadros de animales, pero la autora busca mucho más, busca hablar de relaciones entre hombres y animales, de personas que cuidan a los animales, del buen carácter de la gente, como en ejemplos antes citados donde la pintura usaba precisamente de la metáfora para representar la opulencia de una sociedad hambrienta y en crisis mediante mesas atiborradas de manjares.

Muchas veces parece la representación de figuras imposibles lo que se nos propone, esas figuras con enormes cabezas, para que sepamos que es de otra cosa de lo que se nos quiere hablar. Pero el tamaña de esas cabezas no es irreal, no está forzado, son realmente así. Aparecen en sus cuadros elementos que habitualmente no se presentan juntos, como la serpiente y el niño, y a partir de los que se pueden hacer hipótesis interpretativas. Quizá hipótesis de un mundo feliz. Esta obra nos recuerda otra metáfora, bíblica en este caso, en la que para dar la idea de una vida plena se nos habla de un mundo en el que el niño y el león yacerían juntos.

A la hora de plantear su obra, lo primero es la elección de un tema, los animales en este caso, un tema que siempre tiene que ver con su vida y con su entorno más cercano. El de los animales es recurrente en toda su obra, como digo. Pero el asunto es otro. Como sabemos, el tema y el asunto en una obra de arte no siempre coinciden, es más, para que la obra esté bien construida conceptualmente y resulte interesante su lectura, no deben ser lo mismo. En el caso de Caraballo el asunto es más bien la bondad o la maldad de las personas.  

La mayoría de las imágenes son seleccionadas en internet, en libros o en fotografías que ella misma hace. Luego las observa, estudia sus posibilidades, prueba las diferentes formas de composición de la obra…, investiga sobre lo que quiere contar y las posibilidades de la metáfora, de donde va salir el cuadro final y su mensaje.

Para interpretar correctamente las metáforas, como estas de Caraballo, hay que hacer el esfuerzo de mirar lo que está en los cuadros y de ver lo que detrás de ellos se esconde.

Juan ramón Barbancho

GALERIA RITA CASTELLOTE

Torrecilla del Leal nº 3 – 28012. (Anton Martin) MADRID. España.
Tel.: 91 528 25 26
Web: http://www.galeriaritacastellote.es

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