Fallece el crítico de arte y responsable expositivo de Cajasol Francisco del Río

Paco del Río

Paco del Río nos ha dejado. Han sido largos meses de enfermedad cuyo desenlace conocía bien, pero eso no le restó un ápice a su dedicación, no sólo al trabajo, sino al difícil ejercicio de vivir: querer a los suyos, estar con los amigos, leer, pensar, escribir. Alguien, creo que Novalis, dijo que habíamos de vivir en la inminencia de la muerte pero sin que por ello dejáramos de ser fieles a la vida. Paco ha sabido hacer suya, en las circunstancias más difíciles, la palabra de aquel poeta.

Paco fue uno de los iniciadores del suplemento Culturas que acompañó los primeros pasos del Diario de Sevilla. Su formación artística le permitía escribir con exactitud y calor sobre formas muy diversas de arte. A su licenciatura en Historia del Arte añadía la honda convicción de que el arte, en todas sus manifestaciones, abre caminos al conocimiento y forma no sólo la sensibilidad y la imaginación, sino también el afecto y la capacidad de diálogo.

Quizá esas convicciones influyeran de modo notable en la labor que más tarde desarrolló en la obra social de la Caja San Fernando y después en la Fundación Cajasol. Esta labor (por la que abandonó la crítica de arte en Diario de Sevilla, con la que era lógicamente incompatible) se manifestó, primero, en el concepto de colección que sugirió a la entidad: conjunto de obras de autores concretos que ofrecieran una lectura plural del arte en Andalucía desde los años cincuenta del siglo XX. Más tarde comenzó la revisión de determinados autores: Barbadillo, Juan Suárez, Félix de Cárdenas, Curro González, Joaquín Sáenz (de cuyos carteles, años antes, había hecho una valiosa monografía), entre otros. Unió a esto una atención a los jóvenes artistas andaluces, como Carlos Aires o Juan Carlos Robles, y a iniciativas como SaladeStar.

Este trabajo se enriqueció notablemente al proponer la reforma del Certamen de Artes Plásticas de la entidad de ahorros: no premiaría una obra sino proyectos que presentarían los diversos autores. Fueron muchos los autores jóvenes que se esforzaron en obras de interés y también fue grande la expectativa internacional que despertó la propuesta: a la más reciente concurrieron más de un millar de obras de muy alto nivel. Recordaré por último su proyecto, Intervalos, que unía, con rigor y audacia, flamenco y arte contemporáneo.

Habría que decir muchas cosas más. Pero hoy, cuando ya no está entre nosotros, quizá sea mejor decir una sola: Paco del Río fue, ante todo y sobre todo, un hombre bueno.

Juan Bosco Díaz-Urmeneta

www.diariodesevilla.es

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