Matías Sánchez. «No te vayas muy lejos que voy a echar los fideos» Galería Valle Ortí

Matías Sánchez

Pintor pantagruélico, Matías Sánchez vuelve a ofrecernos un ejercicio descarado de grotesco pictórico. Bajo el título "No te vayas muy lejos que voy echar los fideos" se desarrolla una mirada crítica y paródica sobre la propia escena del arte, un carnaval de color, una analítica en torno al propio proceso existencial del artista que vive y se hace enfrentándose al lienzo, delante del texto que pinta, del óleo que dicta.

Matías Sánchez nos habla desde la seriedad de lo grotesco. Habla de la pintura y lo hace desde dos niveles distintos. De la pintura como escena -como situación y género- diseccionando al pintor, caracterizando al artista que pinta , su espacio de trabajo, su horizonte de expectativas, desnudando sus anhelos y vergüenzas. Un retrato lúcido vehiculado por la ironía y el cinismo de quién ni quiere ni puede dejar de crecer atrapado en un medio seductoramente sociológico, cual bombón envenenado.
La mecánica de lo cómico abre posibilidades fecundas en este sentido, se nos muestra como terapia capaz de somatizar y sublimar tensiones ocultas, a la vez que despliega posibilidades semánticas a la espera de una recepción interpretativa abierta. "Metralla en la risa" parafraseando a Silvio Rodríguez, una estética tragicómica capaz de seducir y provocar al son de los golpes de pincel.
Pero Matías nos habla también y mucho de su propia pintura, de su pathos como artista. Nos propone la fuerza de lo matérico y del color, de la apuesta por la simplificación y contundencia a la hora de utilizar recursos estilísticos y técnicas estéticas, de su diálogo siempre fecundo con sus grandes admirados, con Picasso y Matisse, con Baselitz y J.R.Penk, con Neo Rauch, con Miguel Ángel Campano, con José Vento , etc .
Encontramos así a un pintor que ha sido capaz de combinar con brillantez desde sus inicios una analítica completa del medio y sus ramificaciones, de carácter marcadamente conceptual y referencial, y una apuesta explícita por un simbolismo expresivo de nietzscheanas embestidas. La máscara es una metáfora potente a la hora de identificar al sujeto que éste oculta. Y así, retratando al pintor apasionado, al artista aburguesado, al fantasma, al artista cinético, al vendedor ambulante, al artista bajo los efectos de un ácido, al ingenuo y al pintor de moda -entre otras muchas caracterizaciones-, nos recuerda con irónica ambigüedad "Pintar está de moda!".
 
28.01.10 / 20.03.10
INAGURACIÓN JUEVES 28 DE ENERO DE 2010
 

 
VIDEO ROOM
Katarina Zdjelar

"Shoum. 7′, 2009."
         
Whereas singing in the video piece “Everyhting Is Gonna Be” is a communal affair, in Zdjelar’s most recent video “Shoum”, singing is an individual act of, as she put it, “translating one’s experience of listening into uttering”. This video focuses on an “infantile” practice of learning without understanding. A middle age person (a subtlety of Zdjelar’s approach is in her ability to hide the identity of her protagonist but simultaneously to show his age by revealing occasionally fragments of his face) from Belgrade is filmed in the process of decoding the lyrics of the 1980s hit song “Shout” by the British new wave/new romantic pop band Tears for Fears. He does not speak any English, so he transfers what he hears into his own “vocabulary”, based on his capacity to vocally interpret and reproduce what is heard. In order to grasp and memorize the lyrics, he writes down what he comprehends as English language. Errors and deformations of the lyrics create an amusing “new language” so instead of “shout, shout, let it aloud, these are the things I can do without …” he puts down “šaum, šaum, lejdi o lav, pizat t pizat dju ju raund…”2 and continues in such manner until the whole song is transcribed. At the end, he sings his version of the lyrics according to what he put on paper.
 
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